Al final del día, mi cuerpo estaba adolorido, y sentía que había usado hasta la última gota de energía. Volvimos a la montaña. No había visto a Gale en todo el día, pero al parecer había estado recorriendo el lugar en compañía de los dragones.

—Volviste —dijo al verme, sonriendo mientras se apoyaba en una pared tallada con símbolos antiguos—. ¿Qué tal tu primer día de entrenamiento?

—Estoy molida —respondí soltando una risa leve—. Jerome dice que avancé mucho, pero sinceramente… siento que esto será más difícil de lo que parece.

—Pero avanzaste, y eso ya es mucho. Deberías descansar un poco —me dijo, acercándose con esa calma suya que a veces logra tranquilizarme.

—¿Y tú cómo la pasaste hoy?

—Genial. Recorrí varios lugares con dos dragones. No sé si me acompañaban por amabilidad… o para vigilarme, pero igual fue increíble.

—Me alegra que lo estés disfrutando. Puedes aprender mucho de los dragones, dicen que son excelentes maestros en el control de la magia. Las hadas también lo son, au