Mannheim ~Alemania.
Galería Kalman. Los vientos de finales de otoño anunciaban el caos, de manera silenciosa. —¿Es por ella, ahora sales con la estúpida de mi prima?— fue la pregunta que salió de manera agonizante de los labios de Dayann Reymond. Ella sostenía el brazo del hombre al cual se aferraba con desesperación. —¿A qué te refieres? — dijo el, regresando sobre sus pasos para tomar de su cuello arrinconando su cuerpo sobre una gran columna. —¿Antón vas a romper tu promesa?— Logro bufar la mujer mientras era sostenida, aunque con delicadeza sutil. Anton Kalman apesar de ser llamado un hombre frío y carente de emociones, no era un troglodita maltratador. Una risa suave pero llena de sarcasmo salió de los labios del hombre —¿Promesa? Eso que tu proclamas ya no existe. Y es que a Anton le parecía irónico y perverso que Dayann, exigiera el cumplimiento de la promesa que ella misma había roto al comprometerse con su mayor rival, cuando él se encontró en la ruina. —Creo que estás equivocada, aquí la que está comprometida eres tú no yo— termino Anton mientras su expresión se contraria. —Si, pero has esperado todo este tiempo, y ahora que ella apareció en tu vida todo cambia— aludió Dayann entre un sollozó fingido. Anton bufaba internamente preguntándose como llegaron a ello. °•° ~Esa Mañana~ Cuando el sol está en su punto medio entre el amanecer y el anochecer sobre la bella ciudad de Mannheim, Dennis Rossi abre cuidadosamente las persianas oscuras que cubren el gran ventanal de la habitación del lujoso Pent-house de una de las torres más altas frente al río Neckar exclamando suavemente a su jefa que posa sobre su cama. —Señorita ya pasan del medio día y tiene reunión con la directora. — Dennis porque te empeñas en torturarme— fue la queja sutil, que salía de los labios de la joven que yacia sobre aquel colchón mullido. Dennis le brindo una sonrisa, mientras ella se incorpora masajeando sus sienes, y deja al descubierto su hermosa figura, cubierta por una fina bata de seda la cual posa sobre sus hombros — ¿Ya tienes todo preparado? — Si señorita Yalens, la tina está a su gusto y también su bebida para la resaca— contesto apresuradamente la asistente mientras abría la puerta del cuarto de baño. Todo estaba perfectamente preparado, como era costumbre cuando Yalens Reymond regresaba de una de sus fiestas de celebración. Una tina con agua tibia junto un gran cubo de hielo y su té especial para la resaca. Su figura proporcionada ingresa a la tina de baño haciendo contacto con el agua. Yalens es alta de cabello negro oscuro, rasgos faciales delicados, ojos grandes de un negro oscuro, piel clara como la leche con labios de color coral suave. Su expresión era suave, tranquila y ligeramente fría que transmitía una sensación de incomodidad y poca cercanía en su postura. Era una joven que se había abierto paso en el impetuoso mundo de las pasarelas y el modelaje en estos últimos tres años, logrando ser una de las mujeres más deseadas por las marcas de alta costura y hacia solo unos seis meses había terminado de grabar su primera serie para una plataforma de streaming donde logro el papel protagónico y un gran rating. — ¿Además de ver a Crystal, que más hay para hoy Dennis?— pregunto Yalens mientras vestía un elegante vestido negro de tires y escote en v. — Señorita hoy es la presentación de la nueva filial del grupo Kalman ¿Lo ha olvidado? Yalens termino de posar sus joyas sobre su clavícula y orejas, y brindo una sonrisa a Dennis, que le alcanzaba su sombrero y su abrigo, mientras salían del departamento. *** Al otro lado del rio Neckar, frente al ventanal de su oficina con un vaso de Whisky en sus manos y el undécimo cigarrillo consumido ese día se encontraba Anton Kalman. Su expresión era fría sin sentimientos a la vista, con su elegante chaleco que ajustaba su camisa a su cuerpo alto y trabajado, su voz viajaba por el lugar dando la orden a su asistente para seguir. — Señor Kalman, ya confirmaron los asistentes importantes que estaban al pendiente. —¿Ellos vendrán?—pregunto Anton al joven que se encontraba en su lugar estático, mientras el daba otro sorbo a su bebida. — Si Señor...El Señor Rochat y su prometida junto con su familia asistirán. — ¿Y ella?— Anton acariciaba el borde de su copa con ansiedad oculta. Dustin sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal, sabía que su jefe no le gustaría saber que su invitada más importante no había confirmado, le había dado la tarea de que el mismo la invitará y regresará con una respuesta positiva, pero llegar a esa mujer no había sido fácil, así que aclaro su garganta y contesto bajando la mirada. —Señor... Yo mismo realice la invitación a la señorita Reymond, pero ella no me dio una respuesta inmediata solo expreso que lo pensaría. En ese momento se escuchó una fuerte carcajada llenar la oficina, seguido del quiebre del vaso que tenía Anton en su mano, mientras los vidrios volaban por todo el lugar.