A veces te preguntas si tomaste la decisión adecuada, si realmente elegiste el camino que te llevaría a una vida sin problemas, con menos desafíos. Pero lo que Amelia no sabía es que ese trayecto que había escogido, esperanzada por encontrar un camino sin baches y obstáculos, era en realidad una dirección marcada hacia su propio infierno.

Casi seis años habían transcurrido desde que su vida se había encapsulado en la rutina de estar atada a Marcus. Aunque muchas veces se sentía obligada a decir que sí, a obedecer sin rechistar y a guardar silencio, Amelia mantenía una venda en los ojos que le impedía ver más allá. Marcus, a pesar de sus comportamientos cuestionables, también era un buen "abuelo" para sus trillizos; de alguna manera, ella anhelaba amarle incondicionalmente y seguir presente en su vida.

Sin embargo, como no todo puede estar oculto para siempre, las verdades finalmente salen a la luz. Ese día, la oscuridad que había envuelto a Amelia comenzó a disiparse, y la venda que c