32. Kat, ¿me recibirías de vuelta?

Durante el siguiente par de semanas, cada día, Cassio se presentaba en la puerta de las Scuderi con la esperanza de ser recibido.

Era casi una rutina.

El primer día llevó la cena, pero apenas la pequeña lo vio llegar, se encerró en su habitación y no salió hasta que supo, a través de la ventana, que se había marchado.

El segundo día fueron un par de peluches, pues Kathia le había dicho que su hija estaba haciendo un par de cambios en su habitación porque ya no quería nada relacionado con monstruos marinos. Incluso él pintó la pared de un rosa pastel que la pequeña había elegido cuando estaba en el colegio.

El tercer y cuarto día no fue muy distinto, aunque contrario a los dos primeros, Cassio le habló desde el otro lado de la puerta para decirle que iba a dejar su comida favorita allí, que se sintiera segura de tomarla porque él ya no estaría.

Y así mismo, fue el quinto y sexto día. Detalles, regalos, juguetes y postres. Todo apilado junto a la puerta. Cuando ella lo escuchaba marchar
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