Capítulo: 3 ¿Acaso es mucho pedir?

     A partir de esa noche trato por todos los medios de no encontrarme con Marlon,  nos evitamos y son muy pocos los encuentros.

     —Esto no puede seguir así, yo me tengo que ir de este apartamento,  está visto que Marlon no quiere verme.

     Empiezo a buscar en la prensa un sitio para mudarme.

     —Fernandita, ¿ qué te pasa, te quieres ir de aquí?

     —¿Por qué lo dice?

     —Yo no soy tonta, veo que lees mucho la prensa, sobre todo la página de los alquileres de casas.

     —Dime hija, puedes confiar en mí, ¿qué te sucede?.

     Se sienta a mi lado y me  dice:

     —¿Pusiste tus ojos en quién no debías?

     No podía hablar, sólo lloraba.

     — Desde que entraste a esta casa presentí que algo iba a cambiar, mi niño también anda mal, aunque no lo creas él es muy noble y  no quiere hacerte daño, en el amor no se manda, ustedes se enamoraron, pero la cosa no está fácil.

     —Yo pienso mudarme.

     —¿Tú crees que esa sea la solución?

     —No sé, pero algo tengo que hacer.

     —Fernandita ¿Y tú padrastro, no te ha buscado?

     —No, él quería salir de mí, cómo no me pudo vender,  le importa poco lo que haga con mi vida.

     —Algo así me contó Marlon, pero tienes suficiente dinero para irte a vivir sola, mira, la vida afuera y sola no es nada fácil.

     —Yo sé que no lo es, pero tengo que intentarlo.

     —¿Puedo hacerte una pregunta un poco indiscreta?

     —Pregunte, yo a usted la tengo como una segunda mamá, ya que perdí la mía 

     —¿Tú y Marlon tuvieron relaciones íntimas?

     La miro a la cara y las lágrimas salen sin poder contenerlas.

     —Mi niña, ahora entiendo tu tristeza, ¿se cuidaron?

     —No.

     —¡Dios santo! esto si es grave, ¿hace cuánto de eso?

     —Dos semanas.

     —Dios quiera y no hayas quedado embarazada.

     —Habías tenido relaciones antes.

     —No, fue mi primera vez.

     —¡Padre Santo! Con razón ese muchacho anda como loco.

     —No lo creo, con la cantidad de aguardiente que tenía encima, yo creo que ni cuenta se dio que era mi primera vez.

     —¿Tú crees? Yo pienso que para un hombre por más licor que tenga encima, de eso se da cuenta, mi niño no es malo y es un caballero, lo que pasa es que tiene como cuatro años con esa novia, los papás de ella lo quieren mucho, ahora es cuando están haciendo gestiones para casarse, me imagino como debe estar su cabeza, porque no es fácil romper con un noviazgo de tantos años.

     —Yo no le estoy pidiendo que lo haga, por eso prefiero irme.

     —Pero no puedes huir así, primero tienes que hablar con él, te aseguro que él le anda buscando una solución a esto, no creo que  te vaya a dejar ir tan fácilmente. Bueno que sea lo que Dios quiera.

     Es muy de noche y no me puedo dormir, siento una sensación extraña en todo mi cuerpo, me muevo en la cama de un lado a otro, salgo  del dormitorio para hacerme una manzanilla, estoy colando mi té, cuando veo a Marlon en la puerta de la cocina.

     —Te piensas ir de aquí sin decirme nada, la vieja me contó, acaso yo no significo nada en tu vida, que te quieres ir para olvidarme.

     —No lo hago para olvidarte.

     — ¿Entonces por qué?

     Me dieron ganas de gritarle a los cuatro vientos, que lo hacía para no estorbarle en sus planes de boda, pero me callé.

     Hizo un movimiento rápido y me tomó por la cintura.

     —No entiendes que si te vas, voy a enloquecer, no importa si no te busco, no importa si no te veo, pero sé que estás aquí, en mi casa, cerca de mí, sé que me estoy comportando como un egoísta, pero no puedo, ni quiero dejarte.

     —Si eres un egoísta, tú vas a hacer tu vida y yo también necesito construir la mía.

     —Voy a enloquecer si te vas, el sólo hecho de pensar que me vas a olvidar, que nunca más te voy a ver me hace ser egoísta, mírame yo solo quiero que me mires, me conformo con eso, con levantarme en las mañanas y tropezarme contigo en los pasillos, en la cocina y que tú me mires, ¿acaso es mucho pedir?

     Yo no puedo verlo más, me volteo y le doy la espalda, fue cuando sentí su abrazo.

     —No me hagas esto, mírame, abrázame, está noche necesito que me abraces, necesito tenerte.

     Me levanta en sus brazos y me lleva a su dormitorio, allí me envuelve  de nuevo en sus brazos y me cubre de besos.

     —No te vayas, no me dejes, mi vida sin ti es nada, no sé cómo lo voy arreglar, pero no me dejes.

     En sus brazos lloré como una niña, él me enjugó las lágrimas con sus besos, así entre beso y caricias haciéndonos el amor a cada rato nos quedamos dormidos.

     Cuando despierto lo tengo a mi lado viéndome detenidamente.

     —Buenos días mi amor.

     Era la primera vez que me decía mi amor.

     —Buenos días, ¿qué estás mirando?

     —Tu cara, eres preciosa, acá me puedo quedar horas, días, semanas viendo tu rostro en la mañana, no me había fijado que tienes un lunar en el cuello, déjame besarlo para sellar nuestro amor.

     —Marlon es tarde, tengo que ayudar a la señora Laura.

     —No, tú no te mueves de aquí, hoy quiero tenerte para mí solo.

     —Pero la señora Laura, que va a pensar, cuando no me vea.

     —No te preocupes, ella sabe que estás conmigo.

     —¿Y cómo lo sabe?

     —Tú crees que ella es tonta, además debe estar feliz porque ella te quiere, así que no tienes excusa, hoy no sales de aquí.

     Diciendo esto me cubrió con las sábanas y me hizo de nuevo subir y bajar de las nubes. Nos volvimos a dormir, cuando despierto me dice.

     —Vamos a comer, la señora Laura salió y no regresa hasta la noche, bueno si es por mí, ayunamos y me quedo contigo aquí sin salir de estás sábanas.

     —No seas loco, vamos a comer o prefieres comer aquí.

    —Si, no me quiero levantar, toma ponte  mi camisa, o si lo prefieres puedes ir desnuda, yo lo preferiría así.

    —Deja la locura, mejor me pongo tu camisa, ya regreso.

     Voy a la cocina, en la mesa encuentro una bandeja con panes ya preparados y una nota " Fernandita les preparé unos sandwiches, en la nevera tienen la bebida, también les preparé café, el almuerzo está listo, sólo tienes que meterlo en el microondas para calentarlo, que pasen un buen día, sean felices"

     —La señora Laura, siempre tan especial, Dios la bendiga.

     Tomo la bandeja y regreso a la habitación, Marlon está con el teléfono en la mano.

     —Lo siento Fernanda, pero había olvidado que  tengo un almuerzo con los padres de Cristal. 

     La bandeja por poco se me cae,  no dije nada,la puse en una mesita y salí de allí.

      Me voy a mi habitación y le paso seguro a la puerta.

     Al rato escucho un  fuerte golpe de la puerta, Marlon salió del apartamento.

     Allí me quedo sentada en el centro de la cama, aún con su aroma impregnado en mi cuerpo. No sé el tiempo que pasé sin moverme, ya estaba anocheciendo cuando escucho los pasos de la señora Laura.

     —Fernandita, me puedes abrir la puerta.

     Con mucho dolor en mi rostro abro la puerta.

     —Hija, ¿qué pasó? En la habitación de Marlon está la bandeja con los panes, no la tocaron.

     —Marlon salió a almorzar con Cristal y sus padres.

     —Hija ven acá, -tomó mi cabeza y la puso en su hombro- te dije que la situación no era nada fácil.

     —Lo sé, pero no creo poder soportarlo.

     —Vamos hacer algo, vístete y vamos a salir a dar un paseo, necesitas distraerte, te invito  a tomarnos algo por allí, no me digas que no, te espero allá en la cocina.

     Siguiendo los consejos de la señora , me vestí, y salimos a pasear. Estábamos en una cafetería tomándonos un café cuando llega Gabriel.

     —Buenas, ¿qué hacen estas preciosas damas por aquí?

     —Invité a Fernanda a salir un rato para distraernos.

     —¿Y Marlon, anda con ustedes?

     —No -respondo con rabia- anda con su novia.

     —Entonces si no es molestia me uno a ustedes, las voy a llevar a un sitio muy animado, me lo permiten.

     —Por mí no hay problema.

     —Tampoco tengo problemas.

     Gabriel nos llevó a un lugar muy animado, estaba un grupo musical, las personas bailaban, se reían, se notaba lo animado del local, nos sentamos en una mesa, Gabriel pide un vaso de whisky para él y dos copas de vino para nosotras.

     — Si querían divertirse este es el mejor lugar, aquí a la gente no le da pena hacer el ridículo cantando.

     —Está muy bonito, nunca había venido a un sitio como este.

     —Bueno Fernanda espero que no sea la última, tú eres una muchacha joven que necesita pasarla bien, yo me pongo a la orden para lo que quieras.

     —Joven Gabriel, no vaya tan rápido, Fernanda no está acostumbrada a esto.

    —Bueno, sólo digo, si ella necesita un acompañante, yo con mucho gusto me ofrezco.

     Con Gabriel pasamos un rato agradable, él se ofreció a llevarnos a la casa y la señora Laura aceptó, prometiendo una taza de café al llegar.

     Al llegar al apartamento, las luces estaban encendidas, eso significaba que Marlon estaba en la casa, abro la puerta y allí estaba plantado en el medio de la sala como si estuviera esperándonos, cuando miró a Gabriel su cara se descompuso.

     —Buenas noches amigo, me encontré a estás dos hermosuras en la calle y las llevé a un sitio muy animado para que se distrajeran un poco.

     —Hola mi niño,¿acabas de llegar?

     —Llegue hace rato, me tenían preocupado, pero ya veo que están muy bien.

     —Sí nos divertimos mucho con el joven Gabriel.

     Marlon no dejaba de mirarme, su mirada me inquietaba.

     —Señora Laura en otra ocasión le acepto la taza de café, ya es muy tarde, que pasen buenas noches, Fernanda ya sabes mi ofrecimiento, cuando me necesites estoy a la orden.

     —Buenas noches Gabriel, la verdad que fue muy grata tu compañía.

     Hice el comentario con toda la intención, para que Marlon se molestara y lo conseguí, cuando Gabriel se fue inmediatamente me tomó del brazo, la señora Laura viendo su actitud se fue para dejarnos solos.

     —Te dije que no te acercaras a Gabriel ¿Por qué lo hiciste?

    .—¿Y por qué no?

     —Ya veo, lo hiciste adrede.

     —En realidad no, nos encontramos por casualidad.

     —¿Y qué te ofreció?

     —Salir conmigo.

     Marlon con el puño cerrado le dio un fuerte golpe a la pared.

     —Estás loco, te vas a fracturar la mano.

     —Sí estoy loco y lo peor es que no puedo hacer nada por remediar esta locura.

     —Déjame ver tu mano.

     —No, mi mano no importa, sólo quiero que me jures que no vas a salir con Gabriel, júralo.

     —No te lo puedo jurar, al igual que tú no me puedes jurar que no vas a salir con Cristal.

     Marlon se quedó callado, esa era la gran verdad, Cristal era su novia y no podía dejarla, con mucha fuerza le quito la mano que sostiene mi brazo y me voy a mi habitación, estoy  convencida que su relación de cuatro años con ella es más fuerte que mi amor.

   

    

     

     

     

     

    

     

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