Mundo ficciónIniciar sesiónJason sonrió levemente y terminó su trabajo con rapidez. Apartó el portátil y la rodeó con sus brazos.
—¿Qué pasa ahora? —preguntó con suavidad.
Adeline enterró el rostro contra su pecho, disfrutando de su calor.
—Jason… lo siento —susurró.
—¿Sentirlo por qué? —preguntó él, confundido.
—Lo siento porque no he podido darte la verdadera felicidad —dijo ella, con los ojos llenos de lágrimas.
—¿De qué estás hablando? —respondió Jason en voz baja—. Ya me has dado muchísima felicidad.







