Mundo de ficçãoIniciar sessãoLas nubes colgaban pesadas sobre Dublín aquella tarde, tiñendo la ciudad de un gris melancólico. En la casa de Anna, ella charlaba cálidamente con sus dos hijos, Maximilian y Miguel, mientras la criada servía té y galletas. Afuera, los truenos retumbaban bajo el cielo oscurecido, y los relámpagos se extendían entre las nubes, haciendo estremecer a cualquiera que los escuchara.
Sin embargo, Maximilian no lograba relajarse del todo. No dejaba de mirar por la ventana, inquieto por haber dejado sola a Isabella en casa. Especialmente porque la tía Anita ya había regresado a la casa de Anna más temprano ese día.
—Mamá, parece que pronto va a llover. Será mejor que me vaya —dijo Maximilian.
Anna asintió con una s







