9. Destinada a ser mía
—Primero necesito saber cómo te sientes, lamento haberte abordado de repente, no esperaba que despertaras tan pronto.
“Ni que te pillara hablándole a mi barriga.”
Por primera vez en años quería hacer bromas realmente, quería picarlo a él.
—Me siento bien, ¿Cuánto tiempo dormí?
—Casi un día entero, estabas preocupándonos. Pero ahora puedo ver un poco de color en tus mejillas. Te traeré el medicamento.
Natalya no habló siguiéndolo con la mirada con curiosidad. Como cuando lo había vuelto a ver ella simplemente notó las diferencias de él, normalmente Gian era siempre tranquilo, comedido, incluso suave.
Pero no había suavidad ahora más que cuando la tocaba como si temiera que ella fuera a romperse en cualquier momento.
Incluso la manera en la que caminaba parecía más cuidadosa, firme… atractiva.
¿Qué le había pasado en esos meses para que pudiera endurecerse así?
No podía decir que no le gustara difícilmente había algo en él que no lo hiciera.
Siempre había creído que Gian era el hombre