210. No estoy huyendo de ti
Natalya caminó al interior de la casa sintiéndose sumamente confundida y enojada, por lo que acababa de pasar en aquella celda.
Ella no era madre pero no podía concebir que la suya pudiera elegir entre dos de sus hijas.
¿Cómo en su enfermiza cabeza, podía pensar que había sido Satarah quien había arruinado su matrimonio? Evidentemente, no podía reconocer sus propios errores, pero hacer lo que hizo con su hermana no tenía perdón.
Lo peor de todo es que Sonya no tenía conciencia. Seguía repitiendo que Tarah era un error.
No quería ni imaginar lo que su hermana había sufrido con aquella declaración, pero ella la defendió y no se arrepentiría nunca de hacerlo. En el pasado siempre se habían cuidado la una a la otra pero su relación con Satarah había cambiado después de que ese hombre la hubiera…
Dejando escapar un suspiro cansado se dejó caer sobre una de las bancas del jardín llevándose una mano a la cabeza.
No estaba segura si su madre sabía sobre que ese hombre le había forzado, sin em