Fedorov examinó las muestras de Gian Franco Ricci pero no entendía nada. Había dicho a todos que había sacado el veneno de su sistema, aunque lo cierto era que cuando lo revisó, solo queda un poco de este dentro de su cuerpo, como si de alguna manera lo hubiera absorbido, además de que nunca había tratado con un veneno como ese. Lo que lo llevó a la conclusión de que no estaba tratando con algo común. Alguien había jugado a ser Dios con el cuerpo del mafioso italiano y no quería alterarlo pero lo cierto es que mientras más revisaba los estudios más comprendía que lo que le introdujeron al cuerpo de Ricci, no era ciertamente un veneno sino un patógeno que había modificado algo dentro de él.

Por más normal que el hombre se viera.

Tomó muestras de Gian para revisar a fondo pero aún no llegaba a la conclusión de qué virus o qué habían inyectado en él para que pudieran enfermarlo y hacer que se recuperara con solo una inyección.

Para un mafioso aquello era oro puro.

Según la narrativa de l