119. Su preciosa hija
Después de colgar con Polina se sentía como en las nubes.
Instintivamente se llevó una mano a su vientre plano.
Polina le había dicho que debería sentirse bien pero era imposible no tener aquella mezcla de emociones dentro de ella.
Pero la felicidad era indescriptible.
Ella no había disfrutado de su primer embarazo por miedo, sin embargo, ahora sí sabía quién era el padre de su hijo.
No quería lastimar a Natalya, eso era lo que menos quería hacer en la vida pero tenía que decirle a Dimitry.
—¿Y si él se enamoró de mí? ¿Y si Polina tiene razón y siempre me ha querido a mí?
Tarah recordó que Dimitry siempre aparecía cuando menos esperaba.
De hecho, no podía negar que pensó en él cuando estaba embarazada de Ava. No obstante había descartado esa posibilidad porque pensaba que ella no le importaba.
Pero ¿Y si todo este tiempo había estado equivocada?
Trató de ignorar el hecho de que los había visto besándose cuando Lya había aparecido.
—Ellos podían estar confundidos, quizás...
Se calló a