Capítulo 90.
CHRIS
Caminar por el pasillo sosteniendo a mi esposa, a punto de ver a mi hijo, es algo que jamás pensé que pasaría. Tontamente creí que el embarazo de Sophie terminaría bien, que todos nuestros problemas acabarían cuando sostuviéramos a ese pequeño ser que tanto esperamos durante tanto tiempo, sin embargo hoy en día las cosas son diferentes.
Me tiemblan las piernas con las imágenes que cruzan por mi cabeza ya que no tengo idea de en qué estado se encuentre mi bebé. A medida en que nos acercamos, hasta mi garganta siento seca y es inaguantable. Me siento desfallecer, pero al mirar a mi esposa, creo que ella está peor que yo ya que el sentimiento de culpa no ha dejado que descanse como se merece.
—Por favor, recuerden que no pueden tocarlo—nos dice la doctora, volteando para vernos a ambos a la cara—, y también mantener la calma. Es esencial para los niños en cuidados intensivos, percibir un entorno tranquilo para mantener las emociones a raya que es lo que los altera, ¿de acuerdo?
Tra