Punto de vista de Sofía
—Adrián, no podemos ser como una pareja normal. Ni ahora, ni nunca en el futuro —dije con firmeza, mi voz inquebrantable a pesar del temblor que crecía dentro de mí—. No he cambiado de opinión sobre el divorcio. Nos divorciaremos en unos meses.
Su expresión se transformó en una mezcla de incredulidad y frustración. Pude ver las palabras formándose en sus labios, pero no le di la oportunidad de hablar. Continué, decidida a dejar mi postura perfectamente clara.
—Mi intención al contarte sobre este embarazo fue únicamente porque tenías derecho a saberlo. Pensé que quizás —solo quizás— podrías asumir la responsabilidad de ser padre y apoyar al bebé —continué, quitando sus manos de mis hombros con una deliberada determinación. Su contacto ya no ejercía ningún poder sobre mí.
La mandíbula de Adrián se tensó, su voz baja y tensa.
—Sofía, nunca dije que no estaría ahí. Estaré presente para mi hijo, pero no ahora. No puedo manejar esta presión. Trata de entender, Sofía.