Punto de vista de Sofía

Adrián me dio la vuelta, sus movimientos bruscos, descuidados. Su peso me aplastaba, pesado y sofocante. Introdujo su miembro profundamente dentro de mí, la repentina invasión era un recordatorio agudo y desagradable de mi impotencia. Mi cuerpo temblaba bajo él, una mezcla de dolor y una resignación sorda y dolorosa. Cerré los ojos, deseando que el momento pasara, rogando que terminara pronto. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, alcanzó su clímax, un gemido gutural escapó de sus labios mientras se liberaba dentro de mí. Se desplomó encima de mí, su peso aplastándome, su respiración pesada y entrecortada.

—Eso estuvo realmente bueno —dijo, su voz impregnada de satisfacción arrogante. Me miró fijamente, una sonrisa satisfecha extendiéndose por su rostro—. Estoy impresionado con tu desempeño —continuó, sus ojos brillando—, especialmente para ser tu primer día.

—Hmm —murmuré, mi voz hueca, desprovista de cualquier emoción. Yacía allí debajo de él, s