—¡Prima, prima, levántate por favor!—Sleidy tocaba como loca en la puerta de la habitación de Eréndira.—¡Venga prima, no hay tiempo!
Erendira se despertó con esos gritos pero aún tenía sueño pues se desveló leyendo libros. Había aumentado ese hábito pues quería ser una reina ejemplar y poder aportar algo positivo al que sería su nuevo hogar.
Se acomodó nuevamente para dormir pues creyó que su prima se vencería y se iría de ahí. No le quiso prestar importancia a su llamado pues pensaba que era alguna cosa sin importancia, como ayudarla a elegir un peinado o hablar de alguna nueva idea de cómo sería su boda.
—¡Prima se estás ahí, despierta que es urgente!—Continuaba desesperada tocando cada vez más fuerte.
Era imposible que Erendira siguiera durmiendo con ese ruido molestando. Entendió que su prima estaba verdaderamente muy insistente y además era muy temprano para que ella estuviera tan activa así que decidió hacerle caso.
—¿Qué pasa Sleidy? Quiero seguir durmiendo, regresa después.—Su