La reunión terminó después de muchas discusiones y desacuerdos pero que al final se pudieron solucionar.
Agusto se fue contento a su habitación. Había logrado salvar a su reino, podía reposar nuevamente en su cama de la cual había estado ausente varios días por todo lo ocurrido anteriormente.
Sintió un gran alivio aunque también un gran cansancio. Deseaba permanecer despierto y disfrutar de lo que ofrecía ese lugar pero le fue imposible hacerlo. El cansancio le venció y sus sirvientes lo acostaron en su cama.
La división entre los miembros de su reino estaba clara, aunque le tenían una gran admiración no celebraron ni corearon su nombre después de recuperar su reino, pero él estaba consciente que las guerras seguían y estaba dispuesto a recibir la gloria cuando todo eso terminara.
En cuanto al asunto del nuevo general y la anexión de sus tropas, se acordó darle retos como él mismo lo solicitó. Todo eso al siguiente día, fecha que puso el mismo Agusto pues tenía prisa.
No solo por el