Capítulo 92: Desconfiada
—¿Andrews…? —murmuré, con la voz temblorosa—. ¿Estás… despierto?
Pero no respondió. Sus ojos estaban abiertos, sí, pero nublados, distantes. El sonambulismo todavía lo mantenía atrapado en su propio mundo, como si flotara entre la realidad y los sueños.
Suspiré, dividida entre la preocupación y ese nuevo torbellino que crecía dentro de mí, cálido, intenso, incontrolable.
Entonces sentí que su mano se movía. Lentamente, los dedos deslizaron hasta el centro de mi espalda, como buscando refugio en mí. El toque era suave, pero lo suficientemente firme para arrancarme un suspiro involuntario. Cerré los ojos, sintiendo el peso de su cuerpo sobre el mío, el calor que irradiaba… y lo mucho que mi cuerpo parecía suplicar quedarse allí.
Dejé que mis dedos recorrieran sus hombros, sintiendo la firmeza de los músculos bajo la tela de la camisa. Uno por uno, desabroché los botones con reverencia, como si revelara un secreto sagrado que solo yo podía conocer. Su piel e