28.
— Ya sé que las reuniones sociales no son lo tuyo, pero ¿No podrías disimular tu odio al menos un poco? Hasta que termine la fiesta. — No importaba qué tanto hablara, Zathrian no detenía sus pasos hacia la salida.
— Si tú quieres seguir con el teatro y pretender que todo está bien pues allá tú, pero yo no planeo prestarme para esto. — Contestó.
Cuando Erick lo alcanzó del brazo apenas tuvo la oportunidad de abrir la puerta. — ¿Se puede saber qué es lo que te pasa? Anastasia piensa que la odias, y no solo ella.
— Pasa que yo no planeo seguir ocultando sus secretos y mintiendo para quedar bien frente a los demás, todos ahí son unos farsantes.
— Cuidado con tu tono, Zathrian. Si padre te llega a escuchar...
— Habló el perro faldero de Anthony Russo. — Zafó el brazo de su agarre. — Todo lo que sabes hacer es seguir órdenes, y a él no le importa, aunque deba mover influencias para ocultar tu vida criminal.
El ambiente se había vuelto completamente pesado.
Erick trató de relajar los nervios