54. Estrellita
POV AIDEN LEFEVRE
Cuando ella me confesó que era su primera vez, una descarga recorrió mi mente, incendiando cada fibra de mi ser. Intenté conservar la compostura, recordar la promesa de cambiar mi vida y mantener el dominio sobre mis emociones.
Pero el deseo que ella despertaba era demasiado fuerte para ignorarlo, demasiado intenso para contenerlo.
Pude ver la duda en sus ojos, esa mezcla de miedo y desafío. Y entonces, con voz suave pero desafiante, le pregunté:
—¿Eres virgen?
Su respuesta terminó conmigo por completo:
—Lo soy —dijo, acercándose un paso más, y sus palabras caían como un desafío—. Pero si te preocupa mi inexperiencia, te aseguro que puedo aprender rápido. Enséñame, y en segundos podría superarte.
Por más absurdas que sonaran sus palabras, algo primitivo y arcaico se encendió en mí, un fuego que no podía contener. Ella avanzó, despojándose lentamente de su ropa frente a mí. Su cuerpo era una obra de arte, perfecto y osado, la ausencia de cualquier