26. Viaje a Florencia
POV IRENE SAINT
Me había concentrado por completo en prepararme para el juicio. Tenía todo cuanto necesitábamos y, en el fondo, sonreía con la certeza de que sería yo quien derrotaría a la defensa de Mónica Lefevre. Alessandro me había dicho que lo más probable era que llegara hoy, y desde entonces no lograba contener la alegría que me recorría por dentro, una emoción que hacía años no me visitaba.
Aunque los días sin vernos se volvían eternos, permanecíamos en contacto; sus palabras tendían puentes invisibles que me mantenían unida a él. Y más allá de eso… Alessandro tenía la habilidad de hacerse presente incluso en la distancia, llenando mis silencios de su voz y su ausencia con su cuidado.
Así me lo demostró una mañana, mientras cuidaba las flores del jardín, un mensajero llegó a la mansión. En sus manos traía un paquete pequeño y elegante. Lo abrí con curiosidad y, para mi sorpresa, descubrí un Pan Meino, aquel pan dulce que solía comer en Milán y que tanto me gustaba. La noc