POV: Natalia HarringtonLa música pop retumba en mis oídos apenas cruzo la entrada del club. El ambiente está en su punto: chicos y chicas bailan en la pista, algunas se han subido a las mesas, moviendo las caderas mientras los hombres las aplauden, chiflan y les ofrecen tragos.—¡Nati, por acá! —grita una de mis amigas por encima del bullicio.Camino hacia la última mesa del rincón, donde está Kristina, rodeada por dos chicas más y acompañada de un par de chicos.—¿Por qué llegas tan tarde? Te estábamos esperando —me reclama mi amiga, alargando un vaso hacia mí.—Tuve una visita —respondo, mirando el contenido. Alcohol, por supuesto—. Lo siento, pero sabes que no bebo.—Anda, solo por esta noche, Nati —insiste, pasándome el brazo por los hombros—. Casi nunca sales con nosotros. Hoy fue un milagro que aceptaras.La verdad, acepté para escapar de casa. Lo de mi primo, lo de Felicity, y ahora Zara… todo me tiene saturada. Mis tíos no hacen más que estar encima de esa bruja, pendientes d
POV: Bob CrusherLa señora Zara regresó hace un par de horas, pero no he podido verla. Desde que volvió, se ha mantenido encerrada en su habitación y no ha dado señales de vida. Me enteré por Iris que salió de viaje, así, de un momento a otro. Sola. Sin avisar. Sin llevar a nadie con ella. No respondió mis llamadas, ni un solo mensaje. Ahora está de vuelta, pero yo sigo intranquilo.Soy su guardaespaldas. Mi deber es cuidarla, anticiparme a los riesgos. Pero ¿cómo se supone que lo haga si se empeña en desaparecer? No es la primera vez que lo hace, después de todo. Reviso la hora en mi reloj mientras doy vueltas por el jardín, en mi turno de guardia. Mis ojos se elevan, instintivamente, hacia una de las ventanas del segundo piso. Las luces están apagadas. Algo no cuadra. Esa es la habitación de la señorita Natalia, y ella nunca se acuesta tan temprano. He hecho suficientes turnos nocturnos como para saber a qué hora suele apagar la luz. Esto no es normal.Me acerco al otro extremo del
POV: Iris Kent Regreso a casa pasada la medianoche, exhausta tras un día agitado. A última hora me enteré del retiro de Zara y de la cancelación del contrato con Evander. Ella no me dijo una sola palabra al respecto. Si no fuera por el subdirector, ni me habría enterado. ¿Cómo es posible que lo haya dejado todo otra vez? Imposible hablar con ella ahora, más aún con esa supuesta ruptura con el jefe que la tiene tan afectada.Inserto la tarjeta en la ranura, la puerta se abre con un leve pitido y se cierra automáticamente detrás de mí. Enciendo las luces mientras dejo el bolso sobre la mesa de la sala, y un grito agudo se me escapa al ver a un hombre tirado en mi sofá. Está acostado, con un brazo cubriéndose el rostro.—¡Maldición, Julian! —exclamo, enfadada—. ¿Qué demonios haces aquí? ¡Me asustaste!Lentamente, se quita el brazo del rostro. Sus ojos azules se abren y se clavan en los míos con intensidad. Está molesto, otra vez.—¿Por qué llegas a esta hora? —pregunta mientras se incor
POV: Zara Caldwell No dejo de mirar de reojo la pantalla del teléfono mientras aprieto con fuerza la taza de té entre mis manos. Solo quisiera un mensaje. O una llamada. Pero nada ocurre.—Zara —me llama Renzo, haciéndome dar un respingo—. Céntrate. ¿Qué pasa? Desde que llegaste estás distraída. Y parece que no has dormido nada.Tiene razón. Anoche no pegué un ojo, pensando en Evander. No me ha llamado ni enviado un solo mensaje. Tuve una pequeña, tonta esperanza cuando vi la noticia sobre la cancelación de su compromiso. Fue una estupidez.—Sí, tienes razón, abuelo. No dormí nada —admito, aunque no le digo toda la verdad—. Todo esto me tiene muy nerviosa. Cole no despierta y temo que algo malo pueda pasarle.—Créeme, estoy impaciente por conocer a esa mujer que supuestamente resolverá todo esto —expresa con preocupación—. ¿Cuándo dijiste que llegaría?—A las diez de la mañana —respondo, bebiendo un sorbo del té de hierbas que me han preparado—. Iris me dijo que iría al aeropuerto a
POV: Natalia Harrington Me despierto con un ardor incómodo entre las piernas. Los párpados me pesan como si tuviera piedras colgando de ellos, y el dolor de cabeza me martilla con violencia.Al incorporarme en la cama, todo gira a mi alrededor. Me doy cuenta de que sigo usando la misma ropa de anoche, excepto la blusa. Una sensación extraña en mis pechos me inquieta: arden y los pezones están hinchados, sensibles al más mínimo roce.Entonces recuerdo el bar. A Kristi, a sus amigos, y el trago que me ofrecieron. La reacción inmediata en mi cuerpo. Kike y yo en una habitación. Yo riendo, él encima de mí, besándome, despojándome de la ropa. Y después...Salto de la cama alarmada, tropezando hacia el baño mientras me quito como puedo lo que aún llevo puesto. Me examino frenéticamente. ¿Hice algo con Kike? Mis pechos están marcados de chupetones; en el cuello, algunas huellas más discretas. Bajo la mano hasta mi entrepierna: está resbalosa, irritada, me arde como si algo hubiera sido forz
POV: Zara Caldwell Cuando mi teléfono vibra con un mensaje, salto a tomarlo, esperando que sea Evander quien por fin responda a mis incesantes mensajes. Sin embargo, la ilusión se desvanece al ver que no es él, sino Iris.«Estoy en el apartamento con la abuela, ven a vernos.»Había estado esperando este mensaje, pues la abuela de Iris es la clave para poner fin a este calvario. Aun así, no puedo evitar sentirme decepcionada. Quería una respuesta de él.Salgo de la mansión poco después, acompañada de Bob, y le pido que me lleve al apartamento de Iris. En el camino, le envío un mensaje al abuelo informándole que la anciana ya ha llegado. Desde el hospital me avisaron que Felicity despertó, pero Cole sigue inconsciente. Supongo que mientras él no despierte, no podrán hacer mucho.—Espera aquí, Bob, o, si prefieres, puedes regresar. Me quedaré con Iris —le digo al bajar del auto.—Llámeme cuando salga —responde antes de marcharse.Me quedo mirando un momento en la dirección en la que se
***No pude dormir anoche. Los párpados me pesan y la cabeza me late con un dolor sordo. El sol ya se ha colado por las ventanas, marcando el inicio de un nuevo día. Y, por fin, tengo una respuesta para Camelia.Pasé la noche con el teléfono en la mano, tentada a llamar a Evander y contarle mi decisión. Pero sabía que no contestaría.—Bob, llévame de nuevo a casa de Iris —le digo al encontrarlo abajo, conversando con Natalia. En cuanto me ve, ella se aparta de él con las mejillas encendidas.Levanto una ceja, observándolos. Ya no se ven tan incómodos como antes. Hay algo distinto en el aire entre ellos.Bob se aclara la garganta.—Voy preparando el auto —dice, y se marcha.Miro a Natalia, que no logra disimular el rubor que le tiñe la cara.—Sabes que la chica con la que lo viste besarse no es su novia, ¿verdad? —le suelto, y sus ojos se iluminan.—¿De verdad? —pregunta, incapaz de ocultar la esperanza en su voz.—Se lo pregunté directamente —le guiño un ojo—. Solo era... una amiga de
***~Narrador omnisciente~ —Por aquí, por favor —indicó la enfermera a las dos mujeres.Roberta y Nora entraron a la sala donde Felicity estaba internada. Apenas cruzaron la puerta, sus rostros preocupados se tornaron sombríos al ver a la causante de todo aquel alboroto sentada en la camilla, con la mirada perdida y el rostro demacrado.—¿Te das cuenta de lo que has provocado, inútil? —espetó Nora en voz baja, acercándose a la camilla—. ¿Qué necesidad tenías de llegar tan lejos? ¡Por tu culpa la niña ha desaparecido!—Cálmate, Nora, no pierdas la compostura aquí —intervino Roberta, sujetando el brazo de su hermana—. Tenemos que pensar en una solución.—¿Pensar en qué? Todo está arruinado —bufó Nora, apartándose con rabia—. Esto es un desastre. Esta inútil no ha hecho más que complicarlo todo con sus malditos ataques de locura.—Felicity, ¿qué demonios te pasó? —la increpó su madre entre dientes—. ¿No te dije que te quedaras quieta? Y lo primero que haces es hundirnos aún más. Acabas