POV: Zara Caldwell
Cole no deja de abrazarme. Sus brazos están alrededor de mí, temblorosos, igual que su respiración entrecortada. Le devuelvo el abrazo con una sonrisa leve. Puedo sentir cuánto me ha extrañado. No pensé que reaccionaría así al verme.
—¿Y si vamos a otro lugar? —le propongo—. Para hablar con más calma.
—Claro —dice, separándose al fin. Sus ojos oscuros se quedan fijos en los míos unos segundos, llenos de nostalgia. Luego me toma de la mano y subimos al auto.
El trayecto es silencioso. Tengo las manos sudadas sobre las rodillas. No sé qué decir, ni por dónde empezar. Han sido meses sin vernos, meses que me dediqué por completo. Necesitaba ese espacio para sanar, para reencontrarme. Y ahora me alegra haberlo hecho.
Unos minutos después, Cole estaciona en una plaza vacía. Me abre la puerta y bajo, tomando su mano otra vez. Todavía sin decir nada, me guía hasta una banca de madera. Nos sentamos. El aire es fresco, y me ayuda a relajarme un poco.
—¿Cómo estás? —le pregunt