Serena no había tenido tiempo de fijarse en la taquilla los últimos días, ni siquiera había estado activa en Twitter. Fue gracias al comentario de Donato que se acordó del asunto y sacó el móvil para echar un vistazo.
Tal como esperaba, su número de seguidores se había multiplicado en muy poco tiempo. Su bandeja de mensajes no leídos estaba repleta de notificaciones en rojo.
Se sentó junto a Luisa y empezó a responder los mensajes de felicitación del equipo de la película.
Luisa, curiosa, preguntó:
—Serena, ¿no te has planteado firmar con una agencia? Buscarte una representante profesional, un asistente...
Serena no lo tenía previsto de momento. Podía negociar sus propios contratos, después de todo, tenía experiencia previa en ese ámbito.
Claro que la fama también traía inconvenientes.
Uno de ellos era que algunos fans de Cloris habían rescatado sus viejas declaraciones en programas de televisión para avivar la polémica.
Aunque se trataba de productos distintos —una película y una ser