A la mañana siguiente, Hilaria acudió a la casa.

Ya no era la misma chica débil y enfermiza que Serena había visto la última vez.

Ahora lucía radiante, elegante y llena de vida; ni rastro de su supuesta cardiopatía.

Al ver a Serena, incluso la abrazó con entusiasmo.

Serena quedó desconcertada.

—¿Por fin Miss Hilaria no me ve como un estorbo?

¿Ya no fingirá que se ha enfermado cada vez que hablamos?

Por desgracia, resultó que Serena se había emocionado demasiado pronto.

Una hora después, Serena permaneció impasible sentada en el sofá.

Hilaria hojeaba su teléfono y de pronto la miró:

—¿ Ya entraste en el mundo del espectáculo?

Escuché que las mujeres del cine son muy listas, que se valen de todo tipo de acuerdos para convertirse en grandes estrellas.

Desde que Blanca afirmó que un "ángel frágil" no atraería a Esteban, Hilaria había abandonado ese estilo delicado y se había mostrado segura y glamorosa.

Blanca, frunciendo el ceño, intervino:

—¿Actriz? Ninguna mujer de la familia Ruiz se d