Donato se mostró muy atento al ver a Nicol:
—Nicol, te iba a ayudar con el bolso.
Nicol miró a Serena de reojo y le entregó su bolso a Donato.
—¿A dónde iremos hoy a cenar? —preguntó Donato, mencionando un restaurante. Luego llegaron al estacionamiento, donde les abrieron las puertas a Nicol y Serena para que se sentaran en el asiento trasero.
Sin embargo, Nicol prefirió no estar junto a Serena y dijo:
—Creo que me sentaré adelante.
Donato se sorprendió un poco, y para evitar incomodidades, miró a Serena. Pero ella negó con la mano, indicándole que no había problema.
Nicol rebuscó en su teléfono los precios del restaurante y, tras ver que el gasto promedio era de más de mil dólares por persona, cerró la página con un suspiro:
—¿Es Serena tu hermana de verdad?
Mientras Donato salía con el auto del estacionamiento, respondió:
—No es mi hermana por sangre, pero es como si lo fuera.
Y lo decía con sinceridad: Serena había ido a su casa muchas veces cuando eran niños, comía lo que preparab