—¡Amaranta! ¡Amaranta! ¿Dónde estás? —exclamó Jorge con desesperación; sin embargo, ella no respondió.
Entró y buscó por todos lados, pero no la encontró en ninguna parte.
Decidió subir las escaleras, y Enrique sintió terror al verlo entrar a la habitación de Amaranta.
Justo cuando èl abrió la puerta, Enrique sintió que todo estaba acabado, perdería a la única mujer que había amado.
Un segundo después, Jorge salió y le mirò con ojos severos.
—¡¿Dónde está Amaranta?! ¿Qué es lo que hiciste con ella?
Enrique se quedó perplejo, corrió a la habitación y mirò a todos lados, tuvo que reaccionar al instante, para entender que Amaranta no estaba ahí.
Tuvo temor por igual, pero luego pensó que después de todo, Amaranta aún no sabía la verdad.
Enrique tomó a su hermano del brazo.
—Hablemos afuera, no quiero verte en mi lugar favorito.
Jorge le mirò rabioso.
—¡No me toques! —espetó y ambos hermanos salieron lejos de ahí.
Afuera de la cabaña, deambularon por los prados.
—¿Qué haces aquí?
—No me q