Helena corrió con Xavier, no dejó de gritar hasta que al fin vinieron a socorrerlo, llamaron a una ambulancia y a la policía.
El auto que conducía aquel hombre iba a toda prisa, maldijo golpeando el volante, al principio pensó que sería un buen plan, y algo rápido y fácil de hacer.
No vio en el hombre un rival fuerte.
—¡Maldita sea! Era mi última oportunidad para tener algo con que callar a la m*****a Catalina y su esposo, ahora me pudrí —gritó golpeando el volante—. ¡Me pudrí! —gritó desesperado y atormentado.
Después de eso siguió conduciendo, debió alejarse, tenìa miedo de ser arrestado.
***
En el hospital.
Cuando Jorge y Mariza llegaron, estaban asustados, ver a su hija cubierta de sangre, los horrorizó, ella lloraba sin control, pero supieron con rapidez que estaba bien.
—¡Intentaron llevarme, papá! Él me protegió, arriesgo su vida por mí.
Jorge abrazó a su pequeña, supo que estaría en deuda para siempre con ese hombre, Xavier había salvado a su hija y èl no podría pagarle por tod