Al salir del hospital, Ismael llamó a Francisco.
—Elige dos cosas de la familia Jiménez y mándalas a los medios. Asegúrate de que sean tendencia.
—Sí.
—Además, ve al Ministerio de Supervisión y denúncialos anónimamente. Di que son sospechosos de evasión de impuestos.
Francisco se quedó paralizado un momento.
—Señor Soto, ¿de verdad tenemos que hacer eso?
—Por supuesto. Más que eso, voy a acusar formalmente a Natalia por conspirar en un intento de homicidio.
Ismael colgó el teléfono y se dirigió a la familia Jiménez.
El mayordomo de la familia se quedó inmóvil al verlo. Luego sonrió.
—Señor Soto, ¿qué le trae por aquí? Ahora mismo voy a informar al señor.
Ismael hizo un gesto con la mano.
—No, iré a verlo directamente.
El mayordomo no se atrevió a opinar. Al fin y al cabo, podía ser el futuro yerno de la familia, así que se limitó a conducirle al interior.
En ese momento, Mario estaba sentado en su estudio hablando por teléfono. Estaba muy preocupado. Leandro se había dirigido a él por