—Esto... —Julieta no sabía qué decir.
En un instante, un nuevo titular volvió a encabezar la tendencia.
[La amante más venenosa, Dalila, montó un accidente de coche, sobornó a un médico e inculpó a la esposa para quedarse con el lugar de la señora Cisneros.]
La respiración de Julieta se entrecortó, los latidos de su corazón se aceleraron violentamente, y durante un instante tuvo sentimientos encontrados.
Hizo clic en el titular y se desplazó hacia abajo. En el artículo aparecía incluso el testimonio del médico. Dalila estaba metida en un buen lío.
Los comentarios a la noticia en general coincidían en atacar a Dalila por desvergonzada. Había tantos insultos que ni siquiera Julieta era capaz de continuar leyendo, por lo que se apresuró a apagar la pantalla.
—Jazmín... —lloró Julieta.
Las lágrimas resbalaron por sus mejillas. Sonrió levemente y abrazó a Jasmine.
—Julieta, ¿por qué lloras? —Jasmine le tendió la mano para ayudarla a secarse las lágrimas.
—Jazmín, estoy feliz.
Julieta se moq