El hombre al otro lado de la llamada estaba un poco impaciente y su tono se tornaba cada vez más agresivo e indiferente:
—Julieta, ¿has olvidado cuál es tu lugar?
—No lo he olvidado. No me atrevería jamás a olvidarlo.
—¡Julieta!
Pero Julieta no tenía ánimos para lidiar con Leandro, así que directamente colgó e incluso apagó su celular.
Ismael se quedó perplejo y preguntó:
—¿Leandro?
—¡Mmm…!
—¿Te está causando problemas de nuevo? ¿Qué te parece si nos salteamos la cena y te llevo ahora mismo a casa? —sugirió Ismael.
Después de todo este tiempo, Ismael sabía claramente como Leandro trataría a Julieta, así que estaba un poco preocupado por ella.
Especialmente, si se involucra más de la cuenta, Leandro de seguro se enfadaría más, por eso no se atrevió a contactarla durante mucho tiempo.
—No será necesario.
Julieta apretó con fuerza los labios y tomó un poco de agua, y luego dijo:
—Señor Soto, no hay necesidad de ponernos nerviosos. Ya estoy fuera, para él soy culpable. No importa cuánto t