Alessandro
— ¡Mueve ese trasero bebé! La chica que baila en el tubo en medio de la pista me hace caso, se inclina y mueve su redondeado trasero en círculos en dirección a mi cara, suelto un chiflido y le arrojó unos dólares a la pista, me dejó caer en el respaldo del asiento y tomó un trago a mi bebida. Trato de enfocar la mirada un par de mesas al frente y me encuentro con la mirada desaprobatoria de Stefan, esos ojos azules parecen negros desde esta distancia y por la poca iluminación, me mira como si tuviera ganas de matarme, no me preocupa, me lanza esa mirada muy seguido, pero que sé que no me matará soy su primo después de todo. La mujer se acerca a donde estoy reclamando mi atención total, ella abre las piernas en lo que se me sube encima para frotarse con mi entre pierna logrando ponerme duro al instante, mueve sus pechos provocativamente frente a mi rostro y logró atrapar parte de la piel que asoma de su sujetador entre mis dientes, ella suelta un delicioso jadeo, se inclina y sus labios impactan con los míos. El familiar sabor a tabaco y alcohol caro se mezcla con el mío, me enciende la piel y hace que me hierva la sangre, mis manos se posan en su espalda, ansiosas por recorrer más partes de su cuerpo, ella se separa de mí y me muerte el lóbulo de la oreja, comienzo a perder la razón cuando de repente una gran mano cae con fuerza sobre mi hombro casi hiriéndome, con molestia levanto la cabeza para mandar a la m****a al imbécil que se atreve a interrumpir mi entretenimiento, pero me muerdo la lengua en cuanto veo que es Stefan. — Vámonos. — ¿Ya? Tan rápido. Pensé que tardarías más en... — ¡Vámonos! No es pregunta, es una orden y cuando ese Lombardi habla en ese tono no hay lugar para discutir, le doy un último beso a la mujer antes de hacerla a un lado y levantarme, me acomodó la polla en lo que trato de alcanzarle el paso a Stefan, ambos entramos al ascensor y un silencio incómodo se crea de inmediato. — ¿Para eso vienes conmigo? ¿Para cuándo yo hago negocios tu irte a divertir con las prostitutas? — Estas de malas porque Renata te ha estado evitando todos estos días ¿no es así? Yo y mi costumbre de ser un boca suelta, Stefan clava sus ojos azules llenos de ira sobre mí, por suerte las puertas del ascensor se abren y él comienza a andar, calladito le sigo el paso muy de cerca, al pasar por la recepción la chica nos voltea a ver, le lanzo un beso y guiño un ojo antes de salir. La luz intensa del exterior me lastima un poco los ojos, no estoy acostumbrado a andar en este lugar de día, Stefan se para en la orilla de la acera para llamar a su conductor. — No puedes seguir de esta manera, comportándote como todo un idiota, el jefe de la zona Este del país está próximo a retirarse y tú tomaras su lugar, es momento de que te hagas cargo de cosas del negocio, necesitas aprender. Pongo los ojos en blanco y resoplo, no estoy listo para esa responsabilidad, deberían dejarme disfrutar un par de años más, miro al frente, a la iglesia que se encuentra justo cruzando la calle, hay mucha gente en el exterior así que posiblemente acaban de salir de una de esas ¿Reuniones? Mis ojos se quedan fijos en un punto o más bien en una mujer, ella mira en mi dirección, nuestras miradas de encuentran y soy incapaz de apartar mis ojos de ella, desde aquí pudo distinguir su cabello castaño claro y lacio, lleva un bonito vestido largo, curiosamente se le mira bien para ser un vestido muy largo para mi gusto. Su atención total está en mí, y una extraña sensación me recorre la piel causándome un cosquilleo molesto, pero de pronto ella aparta su mirada y se da vuelta para darme la espalda, desearía que ese vestido fuera ajustado para darme una idea de su tamaño de trasero, sonrío, pero esa sonrisa se borra en cuanto noto que su atención pasó de mí a otro tipejo que lleva un traje café... ¡Café! ¿¡Quién usa ese color!? De pronto el auto llega obligándome apartar la mirada de ellos. — Adentro. Ordena Stefan y yo obedezco, me deslizó en el asiento para buscar a esa chica con la mirada, solo la veo alejarse de ese hombre que la mira fijamente como yo, que ganas de ir a darle una patada en las bolas a ese tipo, no sé porque, pero me molesta que la esté mirando, me molesta que llegara a interrumpir justo cuando ella me estaba admirando ¿Quién se cree para privarla del beneficio de verme? ˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜˜ Llegamos a casa y yo soy el primero en salir del auto, noto que Stefan esta con la mirada fija en su celular, así que aprovecho para escabullirme eh ir a buscar a la chica manzanita, no me cuesta mucho encontrarla, esta como siempre sentada en una banca del jardín observando los árboles, me pongo delante de ella para llenar de dicha sus ojos y pueda verme. — Hola hermosa, ¿me extrañaste? Me dejo caer a su lado en la banca, noto como ella pone los ojos en blanco, pero sonríe, me ignora, no sé como puede ser inmune a mis encantos, sé que a Stefan le gusta ella, aunque lo niegue y noto como ella se siente atraída por él, en parte me ofende muchísimo, pero ella me cae bien, la molesto porque me parece divertido, pero desdé hace tiempo dejé de verla como una mujer que podría llevarme a la cama. — Apestas a perfume de mujer... — ¿Ah sí? .- tomo mi camisa para acercarla a mi nariz, sí, huelo a perfume de mujer... — Que raro, no estuve haciendo otra cosa que no fuera estar sentado sin hacer nada más que pensar en ti. Recibo un leve codazo en las costillas, aprovecho para hacerme el herido y déjarme caer en su hombro, ella comienza a reír a carcajadas, Renata es la primera mujer que me he tomado el tiempo para conocer, de la que disfruto su compañía realmente, la considero una amiga y con ella basta y sobra, del resto de las mujeres del mundo solo puedo querer su cuerpo, no me interesa poseer el corazón de nadie porque no pienso entregar a nadie el mío.Dania.Estamos todos en la mesa, cenando, pero en esta ocasión mi madre no ha dejado de hablar sobre aquella mujer de la iglesia que se fue de vacaciones con su familia a un lugar que curiosamente mi madre siempre ha querido ir, mi padre la escucha atentamente, le promete que pronto iremos también, ahora la comida me sabe insípida, no puedo detener las palabras que se me escapan de la boca, aquellas que han estado dando vueltas en mi cabeza. — ¿Por qué mintieron con respecto a las razones por las que yo terminé en el convento?Mi madre se queda callada de golpe y sus ojos tanto como los de mi padre se posan en mí, pero yo solo miro fijamente a mi mamá que fue la que dijo la mentira, ella se acomoda firme en su silla y me lanza una mirada molesta. — Ya te dije que a tu padre no le gusta hablar del pasado, es mucho mejor una mentira piadosa que tener que pasar por la vergüenza de contar las verdaderas razones ¿No crees? No, no creo, desde que salí del convento me he visto en la neces
Alessandro. Esta vez Stefan no me permitió divertirme un poco, tuve que estar presente en la reunión improvisada creada solamente para que Stefan anunciara que ahora yo estaría a cargo de esta negociación, no quiero responsabilidades, estoy muy chico aún. — Stefan estoy muy chiquito para estar a cargo. - le digo en lo que empujamos las puertas para salir del club, él solo resopla. — Pero para andar de verga loca si eres muy mayorcito ¿no? — No compares Stefan, por andar de verga loca no hay riesgo de que me maten de un tiro. - él pone los ojos en blanco. — Estoy seguro de que sigues vivo porque ni en el cielo ni en el infierno te quieren.Sonrío, miro al frente y la sonrisa se me borra y no precisamente por falta de felicidad, sino de... ¿Emoción quizás? La misma chica del día anterior está parada junto con otras más en la entrada de la iglesia, el lugar está más solitario que el día de ayer, es mi oportunidad. — Mira y aprende... quizás así puedas conseguir que Renata te quier
Dania. Mi corazón golpea en mi pecho a una velocidad alarmante, jamás había experimentado este tipo de agitación a pesar de no estar haciendo ningún esfuerzo físico, la adrenalina que me recorre las venas bombeando sangre hirviente por cada extremidad de mi cuerpo me obliga a caminar más rápido, como si estuviera siendo perseguida aún por ese hombre de ojos plateados, ni siquiera me atrevo a mirar atrás por miedo a encontrarlo siguiéndome el paso. Me molesta tanto como me perturbaba su presencia, incluso el simple hecho de pensar en su imagen tan... hago las manos puño y apresuro el paso, no pensé que diría esto, pero quiero, necesito estar en casa. Cruzo el umbral de la entrada a toda velocidad, no me detengo ante nada, subo la escalera y me voy directo a encerrar en mi habitación, el corazón me golpea el pecho con fuerza. ¿Qué me pasa?Me asomo por la ventana, puedo ver la calle a la perfección, no hay rastro de ningún tipo misterioso de traje negro merodeando el lugar, suspiro u
Cuando estaba en el convento esperaba con ansias el momento de poder marcharme de ahí, a los 21 años ya tendría la libertad para decidir quedarme y dedicar mi vida a la iglesia o vivir por mi cuenta, yo siempre ansié salir de esos muros, fue una completa sorpresa cuándo me di cuenta de que mis padres no se habían olvidado de mí y que cuando llegara el momento vendrían por mí, no pensé que tardarían tanto, pero no fue una decepción total para mí, ya que tenía una meta, un propósito a los 21, salir del convento y estar en casa con mis padres. Pero ahora que estoy aquí y me he dado cuenta de que nada es como pensé que sería me siento destrozada, mis padres no son ni la sombra de lo que dicen ser, de lo que fingían ser frente a la abadesa, o lo que fingen ser con esas personas de la iglesia, comienzo a sentir rabia hacia ellos, una emoción que contamina y es dañina, pero no puedo evitarlo.La gente los mira como personas ejemplares, de bien, solo porque no saben su pasado, no los conoce
Mantengo la cabeza agachada, ahora no sé ni que decir o pensar, solo sé que me siento un tanto culpable, que estoy siendo demasiado dura con ellos, que tienen sus razones para hacer lo que hacen, pero otra parte de mí, la niña que se crio en ese convento y fue educada para respetar y honrar a la fe está molesta, echando llamas por sus acciones, en especial las de mamá. — Entiendo que te causa mucha molestia escuchar mentir a tu madre del pasado, pero a ella le avergüenza tanto aquella versión de ella que siento que miente por la desesperación de querer creerse ella misma eso que dice. - suspiro, creo que eso es lo más largo que he escuchado decir a mi padre.— Y yo puedo llegar a entender por qué lo hace, pero aquí lo que me molesta tanto es que finjan ser muy devotos a la iglesia y mientan en especial sobre cosas que tengan que ver conmigo, me están arrastrando a mí, siento que al yo no desmentir eso yo también estoy mintiendo, me criaron de una manera muy severa, para temer a pecar
Alessandro No recuerdo ni cuándo fue la última vez que estuve dentro de una iglesia, posiblemente fue antes de dejar Italia, estoy hasta el fondo, escondido en uno de los cuartos, no quiero que nadie me vea, llamaré la atención (como siempre a cada lugar que voy) y esta vez no quiero que nadie me mire. Estuve alrededor de una hora mirando ese bonito cabello color caramelo claro caer en esa espaldita, hay un hombre a su lado, es grande y alto, casi igual que Stefan, no encaja en este lugar. La misa se termina y todo mundo sale, noto como camina al lado de ese hombre, si se va junto con él será un jodido problema, no podré acercarme a ella y en verdad necesito hacerlo, ¿Por qué? Ni yo sé, el sentimiento de derrota en mi pecho por su deprecio lo tengo bien clavado hasta el fondo y no se va a ir hasta que logre ponerla nerviosa, que se ruborice o me sonría. "Dios por favor, necesito acercarme a ella" Lo digo en mi mente con tanta desesperación que hasta yo mismo me sorprendo por lo n
Dania. Sus labios... sus labios estuvieron tan cerca de mí, su aliento fresco con aroma a menta me golpeó con fuerza aturdiéndome y por una pequeña fracción de segundo dejé de pensar, mi mente se detuvo, el enojo se esfumó no había nada más en lo que pensara que no fuera en él. Me estaba consumiendo, adueñándose de esa parte de mi mente y concentración, me recompuse de inmediato solo para levantar mi rodilla y lograr golpearlo en la entrepierna, mi rodilla golpeó algo blando que me causó una sensación extraña al notarlo. Yo no era como las mujeres con las que él estaba acostumbrado a tratar, me ofendía que pensara que sus coqueteos baratos servirían de algo, y lo único que logré fue despertar a la bestia, mis palabras fueron como una provocación para él, ahora me veía como un reto, me reprendo a mi misma, ¿Qué consecuencias tendrán mis anteriores palabras? — Tardaste más de lo esperado, estaba a punto de ir a buscarte... - la voz de mi padre me obliga a levantar la cabeza, entre e
Mi madre era una drogadicta que me tenía muy poca paciencia, mi padre se dedicaba a cosas malas y era un alcohólico ausente... él le conseguía las sustancias a mi madre, yo fui un accidente del destino que a pesar de que no estaba planeado se esforzaron dentro de lo que cabe a tratar de ser unos buenos padres para mí, pero la lucha contra las adicciones es larga y difícil y la menos interesada en abandonarlo del todo era mi madre. Las drogas son una adicción más difícil de abandonar a comparación del alcohol, mamá... lo intentaba, pero tenía muchas recaídas, tengo varios recuerdos de mi infancia donde mi madre estaba tirada en el suelo en medio de un ataque de risa sin sentido y a mi padre ahogado de borracho en un sillón. Lo que son ahora no es la sombra de lo que fueron, pero esa sombra está muy presente en su vida y no los ha abandonado del todo, en especial a mi madre y en el fondo puede que yo no los he perdonado completamente, cuando perdonas no hay reproches, no miras atrás y