8. Mentiras
Dania.
Estamos todos en la mesa, cenando, pero en esta ocasión mi madre no ha dejado de hablar sobre aquella mujer de la iglesia que se fue de vacaciones con su familia a un lugar que curiosamente mi madre siempre ha querido ir, mi padre la escucha atentamente, le promete que pronto iremos también, ahora la comida me sabe insípida, no puedo detener las palabras que se me escapan de la boca, aquellas que han estado dando vueltas en mi cabeza.
— ¿Por qué mintieron con respecto a las razones por las que yo terminé en el convento?
Mi madre se queda callada de golpe y sus ojos tanto como los de mi padre se posan en mí, pero yo solo miro fijamente a mi mamá que fue la que dijo la mentira, ella se acomoda firme en su silla y me lanza una mirada molesta.
— Ya te dije que a tu padre no le gusta hablar del pasado, es mucho mejor una mentira piadosa que tener que pasar por la vergüenza de contar las verdaderas razones ¿No crees?
No, no creo, desde que salí del convento me he visto en la neces