4. Nuevo hogar

Mamá dijo que la casa era grande, jamás imaginé que, de este tamaño, papá nos dejó en la entrada en lo que él iba a meter el auto en la cochera, permanezco plantada con mi pequeña maleta colgando de mi mano mientras mantengo la cabeza en alto, es una casa de dos pisos, el techo tiene forma triangular y noto una pequeña ventana hasta arriba, está muy pequeño para ser otro piso así que supongo que es el ático.

— Vamos dentro, te llevaré a tu habitación.

Asiento y mamá toma mi brazo para encaminarme al interior, en cuanto la puerta se abre el aroma a inciensos y velas aromáticas de vainilla me golpea la nariz, se me revuelve un poco el estómago por la mezcla de aromas.

Un gran espacio libre nos recibe, hay muebles con floreros altos a los lados, mamá me toma de la mano para seguir avanzando, ya que comencé a disminuir el paso mientras observaba el... interesante tapiz de las paredes.

— Ahí está la sala de estar.

Señala del lado izquierdo y sigo la dirección de su dedo, está una estancia muy grande con una sala de color vino que rodea una gran chimenea de piedra, no logró ver a detalle el lugar, ya que seguimos caminando, y nos encontramos con unas escaleras, subimos a la segunda planta.

— Esa puerta es para salir a la gran terraza, abarca desde el jardín hasta la parte principal, la vista es preciosa. - Señala una puerta de cristal del lado derecho, miro la que está justo al frente de donde estamos. — Esa es nuestra habitación, la tuya está por aquí.

Rodea mi brazo y caminamos al lado contrario de donde se encuentra la habitación de ellos, avanzamos para llegar a una puerta de madera blanca, ansiosa, mi madre abre y me quedo sin habla ante lo que veo.

Es una habitación bastante grande, una cama de tamaño matrimonial quizás se encuentra de mi lado derecho, tiene una ropa de cama de un color rosa brillante, camino lentamente para llegar a la cama y me siento en el borde, tengo otro ángulo de la habitación, a mi lado derecho está una gran ventana que es la que da a la calle, a mi izquierda está la puerta y al lado de ella un vanity enorme, y frente a mí con closet corredizo con espejo, todo esto es tan...

— ¡Apoco no es precioso! Vino un decorador a instalar todo, dijo que las jovencitas de tu edad les gustaba este tipo de estilo.

Los ojos castaños de mi madre buscan los míos, yo... no tengo palabras para expresarme, sin lugar a dudas todo esto es muy bello, y contemporáneo, creo, me costará un poco acostumbrarme, en el convento mi habitación era pequeña, este lugar es cinco veces mi habitación de allá, además aquí hay mucha luz, brillo, espejos, no estoy en mi zona.

— Es, bonito... - consigo decir sin dejar de recorrer el lugar con la mirada.

— No te gustó ¿verdad?... - la voz apagada y tristona de mi madre me hace voltear a verla con rapidez, me levanto de la cama y me acerco a donde ella esta.

— No es eso... es solo que, tendré que adaptarme, mi habitación en el convento era muy pequeña, muebles viejos y rústicos, además yo…

De pronto mi madre acorta el espacio que nos separaba, me abraza con fuerza y yo solo suspiro, todo me está resultando más difícil de lo que pensé.

— Lo lamento tanto... - la incomodidad en mí aumenta a niveles alarmantes, no quiero volver a tener esta conversación con ella, estoy de acuerdo en que dejarme en ese lugar fue lo mejor, para todos, de esa manera ellos pudieron rehabilitarse y yo... pude estar a salvo.

— Me dijo que había un hermoso jardín, me gustaría verlo, estar al aire libre es algo que solía hacer.

— ¡Oh si! El jardín

Se separa de golpe de mí y me toma de la mano para avanzar conmigo de regreso a las escaleras, bajamos y en el espacio al lado de la sala de estar logró ver una gran cocina, justo al frente del otro lado del pasillo una mesa bastante grande para solo ser mi madre y padre viviendo aquí.

Llegamos a unas puertas corredizas iguales a las de arriba que daban a la terraza, mi madre las desliza y salimos, una gran sonrisa se forma en mi rostro al ver el lugar.

Es un jardín muy grande, verde por todos lados, a lo lejos logro ver dos árboles de los que cuelga una hamaca, hay arbustos con florecillas y muchos rosales, bastantes, en el paisaje verde resaltan esos puntillos rojos y lo que me parece más alucinante es la bella fuente en el centro, todo es precioso, creo que por primera vez desde que llegué sonrío con autenticidad.

— ¿¡Te gusta?! Claro que te gusta mira esa sonrisa. - mi madre grita, y bueno no puedo evitar que la sonrisa se ensanche más, me hace gracia verla de esa manera emocionada, espero poder lograr tener una conexión con ella y mi padre, será un poco difícil, pero podremos.

— Sí... es muy hermoso, tiene buena mano para las flores. - ella hace un gesto con la mano.

— Yo no las cuido, vienen jardineros una vez a la semana para encargarse de ellas.

Parte de la emoción se evapora y abre paso a otra cosa en mí, algo que siempre ha sido muy típico de mí, "curiosidad"

La casa es enorme, todos los muebles del interior parecen nuevos, de buena calidad y me atrevería a decir que hasta de lujo, tienen trabajadores... visten bien.

¿A qué se dedican? Sé que pasaron muchos años, pero comparando la anterior situación en la que los vi, me parece demasiado.

— ¡Oh! Mira ya viene tu padre... tenemos visitas.

¿Visitas? Me estremezco, pensé que por lo menos convivirían solo con ellos por un par de días antes de tener que socializar con las personas de su círculo, escucho como mi madre saluda a una persona, despegó la mirada del jardín y me giró para regresar al interior, en cuanto pongo un pie dentro me quedo estática, mi padre está riendo junto a otro hombre, cuando los ojos color miel de él se posan en mí toda mi piel se eriza, mi madre sigue su mirada y se acerca a mí.

— Dania, ¿Te acuerdas de Jerry?

Fulmino con la mirada al hombre de inmediato, eso no pasa desapercibido para los presentes, el aire comienza a ponerse pesado, el ambiente que para mí ya era asfixiante y comenzaba a volverse ameno se torna venenoso, Jerry... como olvidarlo.

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