Mamá dijo que la casa era grande, jamás imaginé que, de este tamaño, papá nos dejó en la entrada en lo que él iba a meter el auto en la cochera, permanezco plantada con mi pequeña maleta colgando de mi mano mientras mantengo la cabeza en alto, es una casa de dos pisos, el techo tiene forma triangular y noto una pequeña ventana hasta arriba, está muy pequeño para ser otro piso así que supongo que es el ático.
— Vamos dentro, te llevaré a tu habitación. Asiento y mamá toma mi brazo para encaminarme al interior, en cuanto la puerta se abre el aroma a inciensos y velas aromáticas de vainilla me golpea la nariz, se me revuelve un poco el estómago por la mezcla de aromas. Un gran espacio libre nos recibe, hay muebles con floreros altos a los lados, mamá me toma de la mano para seguir avanzando, ya que comencé a disminuir el paso mientras observaba el... interesante tapiz de las paredes. — Ahí está la sala de estar. Señala del lado izquierdo y sigo la dirección de su dedo, está una estancia muy grande con una sala de color vino que rodea una gran chimenea de piedra, no logró ver a detalle el lugar, ya que seguimos caminando, y nos encontramos con unas escaleras, subimos a la segunda planta. — Esa puerta es para salir a la gran terraza, abarca desde el jardín hasta la parte principal, la vista es preciosa. - Señala una puerta de cristal del lado derecho, miro la que está justo al frente de donde estamos. — Esa es nuestra habitación, la tuya está por aquí. Rodea mi brazo y caminamos al lado contrario de donde se encuentra la habitación de ellos, avanzamos para llegar a una puerta de madera blanca, ansiosa, mi madre abre y me quedo sin habla ante lo que veo. Es una habitación bastante grande, una cama de tamaño matrimonial quizás se encuentra de mi lado derecho, tiene una ropa de cama de un color rosa brillante, camino lentamente para llegar a la cama y me siento en el borde, tengo otro ángulo de la habitación, a mi lado derecho está una gran ventana que es la que da a la calle, a mi izquierda está la puerta y al lado de ella un vanity enorme, y frente a mí con closet corredizo con espejo, todo esto es tan... — ¡Apoco no es precioso! Vino un decorador a instalar todo, dijo que las jovencitas de tu edad les gustaba este tipo de estilo. Los ojos castaños de mi madre buscan los míos, yo... no tengo palabras para expresarme, sin lugar a dudas todo esto es muy bello, y contemporáneo, creo, me costará un poco acostumbrarme, en el convento mi habitación era pequeña, este lugar es cinco veces mi habitación de allá, además aquí hay mucha luz, brillo, espejos, no estoy en mi zona. — Es, bonito... - consigo decir sin dejar de recorrer el lugar con la mirada. — No te gustó ¿verdad?... - la voz apagada y tristona de mi madre me hace voltear a verla con rapidez, me levanto de la cama y me acerco a donde ella esta. — No es eso... es solo que, tendré que adaptarme, mi habitación en el convento era muy pequeña, muebles viejos y rústicos, además yo… De pronto mi madre acorta el espacio que nos separaba, me abraza con fuerza y yo solo suspiro, todo me está resultando más difícil de lo que pensé. — Lo lamento tanto... - la incomodidad en mí aumenta a niveles alarmantes, no quiero volver a tener esta conversación con ella, estoy de acuerdo en que dejarme en ese lugar fue lo mejor, para todos, de esa manera ellos pudieron rehabilitarse y yo... pude estar a salvo. — Me dijo que había un hermoso jardín, me gustaría verlo, estar al aire libre es algo que solía hacer. — ¡Oh si! El jardín Se separa de golpe de mí y me toma de la mano para avanzar conmigo de regreso a las escaleras, bajamos y en el espacio al lado de la sala de estar logró ver una gran cocina, justo al frente del otro lado del pasillo una mesa bastante grande para solo ser mi madre y padre viviendo aquí. Llegamos a unas puertas corredizas iguales a las de arriba que daban a la terraza, mi madre las desliza y salimos, una gran sonrisa se forma en mi rostro al ver el lugar. Es un jardín muy grande, verde por todos lados, a lo lejos logro ver dos árboles de los que cuelga una hamaca, hay arbustos con florecillas y muchos rosales, bastantes, en el paisaje verde resaltan esos puntillos rojos y lo que me parece más alucinante es la bella fuente en el centro, todo es precioso, creo que por primera vez desde que llegué sonrío con autenticidad. — ¿¡Te gusta?! Claro que te gusta mira esa sonrisa. - mi madre grita, y bueno no puedo evitar que la sonrisa se ensanche más, me hace gracia verla de esa manera emocionada, espero poder lograr tener una conexión con ella y mi padre, será un poco difícil, pero podremos. — Sí... es muy hermoso, tiene buena mano para las flores. - ella hace un gesto con la mano. — Yo no las cuido, vienen jardineros una vez a la semana para encargarse de ellas. Parte de la emoción se evapora y abre paso a otra cosa en mí, algo que siempre ha sido muy típico de mí, "curiosidad" La casa es enorme, todos los muebles del interior parecen nuevos, de buena calidad y me atrevería a decir que hasta de lujo, tienen trabajadores... visten bien. ¿A qué se dedican? Sé que pasaron muchos años, pero comparando la anterior situación en la que los vi, me parece demasiado. — ¡Oh! Mira ya viene tu padre... tenemos visitas. ¿Visitas? Me estremezco, pensé que por lo menos convivirían solo con ellos por un par de días antes de tener que socializar con las personas de su círculo, escucho como mi madre saluda a una persona, despegó la mirada del jardín y me giró para regresar al interior, en cuanto pongo un pie dentro me quedo estática, mi padre está riendo junto a otro hombre, cuando los ojos color miel de él se posan en mí toda mi piel se eriza, mi madre sigue su mirada y se acerca a mí. — Dania, ¿Te acuerdas de Jerry? Fulmino con la mirada al hombre de inmediato, eso no pasa desapercibido para los presentes, el aire comienza a ponerse pesado, el ambiente que para mí ya era asfixiante y comenzaba a volverse ameno se torna venenoso, Jerry... como olvidarlo.Otra cualidad mía por así decirlo es que... soy muy trasparente, cuando algo me desagrada, no me esfuerzo por evitarlo, si estoy molesta o algo no me gusta quiero que los demás lo noten, así que espero que mis padres se den cuenta de que la presencia de este sujeto aquí, en mi nuevo hogar, no es de mi agrado, mi padre aclara la garganta. — Dania, Jerry va a la iglesia con nosotros... redirigió su camino y confió su vida al señor para reconstruir su persona y ser el hombre de bien que es ahora.Levanto una ceja, se diría que yo más que nadie después de venir de dónde vengo debería de confiar en los milagros de manera ciega, pero tratándose de ese hombre me permito el beneficio de la duda. — Todos en esta casa somos ciervos del señor, así que esperamos que lo trates como un hermano más Dania, "Debéis perdonaros los unos a los otros; pues el que no perdona las ofensas de su hermano, queda condenado ante el Señor" Me contengo de resoplar por la nariz, jamás había puesto en duda la pala
Ya han pasado dos semanas desde que llegué a casa, me gustaría decir que todo ha mejorado, pero no es así, me siento en punto muerto con mis padres. A lo que he podido ver en todo este tiempo es que mi madre es una persona completamente superficial, y mi padre es tan reservado que tendría que amenazarlo con un tenedor para que suelte más de 10 palabras consecutivas. Es domingo, estamos en la iglesia, como me lo dijeron todos los domingos, miércoles y viernes venimos a las misas, le conté a mi madre mis hábitos de rezo en el convento, así que venimos como 3 veces a la iglesia al día a rezar, a partir de la siguiente semana me tocará venir sola y sinceramente estoy algo emocionada de tener tiempo a solas. La misa se termina y como siempre se arman los grupitos a la salida que se ponen a platicar. — ¡Nora! ¡Hola! - una mujer que en ninguna de las veces anteriores había visto se acerca a mi madre que está colgada del brazo de mi padre, cuando mira a la mujer de cabello negro y largo s
Alessandro — ¡Mueve ese trasero bebé! La chica que baila en el tubo en medio de la pista me hace caso, se inclina y mueve su redondeado trasero en círculos en dirección a mi cara, suelto un chiflido y le arrojó unos dólares a la pista, me dejó caer en el respaldo del asiento y tomó un trago a mi bebida. Trato de enfocar la mirada un par de mesas al frente y me encuentro con la mirada desaprobatoria de Stefan, esos ojos azules parecen negros desde esta distancia y por la poca iluminación, me mira como si tuviera ganas de matarme, no me preocupa, me lanza esa mirada muy seguido, pero que sé que no me matará soy su primo después de todo. La mujer se acerca a donde estoy reclamando mi atención total, ella abre las piernas en lo que se me sube encima para frotarse con mi entre pierna logrando ponerme duro al instante, mueve sus pechos provocativamente frente a mi rostro y logró atrapar parte de la piel que asoma de su sujetador entre mis dientes, ella suelta un delicioso jadeo, se incl
Dania.Estamos todos en la mesa, cenando, pero en esta ocasión mi madre no ha dejado de hablar sobre aquella mujer de la iglesia que se fue de vacaciones con su familia a un lugar que curiosamente mi madre siempre ha querido ir, mi padre la escucha atentamente, le promete que pronto iremos también, ahora la comida me sabe insípida, no puedo detener las palabras que se me escapan de la boca, aquellas que han estado dando vueltas en mi cabeza. — ¿Por qué mintieron con respecto a las razones por las que yo terminé en el convento?Mi madre se queda callada de golpe y sus ojos tanto como los de mi padre se posan en mí, pero yo solo miro fijamente a mi mamá que fue la que dijo la mentira, ella se acomoda firme en su silla y me lanza una mirada molesta. — Ya te dije que a tu padre no le gusta hablar del pasado, es mucho mejor una mentira piadosa que tener que pasar por la vergüenza de contar las verdaderas razones ¿No crees? No, no creo, desde que salí del convento me he visto en la neces
Alessandro. Esta vez Stefan no me permitió divertirme un poco, tuve que estar presente en la reunión improvisada creada solamente para que Stefan anunciara que ahora yo estaría a cargo de esta negociación, no quiero responsabilidades, estoy muy chico aún. — Stefan estoy muy chiquito para estar a cargo. - le digo en lo que empujamos las puertas para salir del club, él solo resopla. — Pero para andar de verga loca si eres muy mayorcito ¿no? — No compares Stefan, por andar de verga loca no hay riesgo de que me maten de un tiro. - él pone los ojos en blanco. — Estoy seguro de que sigues vivo porque ni en el cielo ni en el infierno te quieren.Sonrío, miro al frente y la sonrisa se me borra y no precisamente por falta de felicidad, sino de... ¿Emoción quizás? La misma chica del día anterior está parada junto con otras más en la entrada de la iglesia, el lugar está más solitario que el día de ayer, es mi oportunidad. — Mira y aprende... quizás así puedas conseguir que Renata te quier
Dania. Mi corazón golpea en mi pecho a una velocidad alarmante, jamás había experimentado este tipo de agitación a pesar de no estar haciendo ningún esfuerzo físico, la adrenalina que me recorre las venas bombeando sangre hirviente por cada extremidad de mi cuerpo me obliga a caminar más rápido, como si estuviera siendo perseguida aún por ese hombre de ojos plateados, ni siquiera me atrevo a mirar atrás por miedo a encontrarlo siguiéndome el paso. Me molesta tanto como me perturbaba su presencia, incluso el simple hecho de pensar en su imagen tan... hago las manos puño y apresuro el paso, no pensé que diría esto, pero quiero, necesito estar en casa. Cruzo el umbral de la entrada a toda velocidad, no me detengo ante nada, subo la escalera y me voy directo a encerrar en mi habitación, el corazón me golpea el pecho con fuerza. ¿Qué me pasa?Me asomo por la ventana, puedo ver la calle a la perfección, no hay rastro de ningún tipo misterioso de traje negro merodeando el lugar, suspiro u
Cuando estaba en el convento esperaba con ansias el momento de poder marcharme de ahí, a los 21 años ya tendría la libertad para decidir quedarme y dedicar mi vida a la iglesia o vivir por mi cuenta, yo siempre ansié salir de esos muros, fue una completa sorpresa cuándo me di cuenta de que mis padres no se habían olvidado de mí y que cuando llegara el momento vendrían por mí, no pensé que tardarían tanto, pero no fue una decepción total para mí, ya que tenía una meta, un propósito a los 21, salir del convento y estar en casa con mis padres. Pero ahora que estoy aquí y me he dado cuenta de que nada es como pensé que sería me siento destrozada, mis padres no son ni la sombra de lo que dicen ser, de lo que fingían ser frente a la abadesa, o lo que fingen ser con esas personas de la iglesia, comienzo a sentir rabia hacia ellos, una emoción que contamina y es dañina, pero no puedo evitarlo.La gente los mira como personas ejemplares, de bien, solo porque no saben su pasado, no los conoce
Mantengo la cabeza agachada, ahora no sé ni que decir o pensar, solo sé que me siento un tanto culpable, que estoy siendo demasiado dura con ellos, que tienen sus razones para hacer lo que hacen, pero otra parte de mí, la niña que se crio en ese convento y fue educada para respetar y honrar a la fe está molesta, echando llamas por sus acciones, en especial las de mamá. — Entiendo que te causa mucha molestia escuchar mentir a tu madre del pasado, pero a ella le avergüenza tanto aquella versión de ella que siento que miente por la desesperación de querer creerse ella misma eso que dice. - suspiro, creo que eso es lo más largo que he escuchado decir a mi padre.— Y yo puedo llegar a entender por qué lo hace, pero aquí lo que me molesta tanto es que finjan ser muy devotos a la iglesia y mientan en especial sobre cosas que tengan que ver conmigo, me están arrastrando a mí, siento que al yo no desmentir eso yo también estoy mintiendo, me criaron de una manera muy severa, para temer a pecar