Cuando estaba en el convento esperaba con ansias el momento de poder marcharme de ahí, a los 21 años ya tendría la libertad para decidir quedarme y dedicar mi vida a la iglesia o vivir por mi cuenta, yo siempre ansié salir de esos muros, fue una completa sorpresa cuándo me di cuenta de que mis padres no se habían olvidado de mí y que cuando llegara el momento vendrían por mí, no pensé que tardarían tanto, pero no fue una decepción total para mí, ya que tenía una meta, un propósito a los 21, salir del convento y estar en casa con mis padres. Pero ahora que estoy aquí y me he dado cuenta de que nada es como pensé que sería me siento destrozada, mis padres no son ni la sombra de lo que dicen ser, de lo que fingían ser frente a la abadesa, o lo que fingen ser con esas personas de la iglesia, comienzo a sentir rabia hacia ellos, una emoción que contamina y es dañina, pero no puedo evitarlo.La gente los mira como personas ejemplares, de bien, solo porque no saben su pasado, no los conoce
Mantengo la cabeza agachada, ahora no sé ni que decir o pensar, solo sé que me siento un tanto culpable, que estoy siendo demasiado dura con ellos, que tienen sus razones para hacer lo que hacen, pero otra parte de mí, la niña que se crio en ese convento y fue educada para respetar y honrar a la fe está molesta, echando llamas por sus acciones, en especial las de mamá. — Entiendo que te causa mucha molestia escuchar mentir a tu madre del pasado, pero a ella le avergüenza tanto aquella versión de ella que siento que miente por la desesperación de querer creerse ella misma eso que dice. - suspiro, creo que eso es lo más largo que he escuchado decir a mi padre.— Y yo puedo llegar a entender por qué lo hace, pero aquí lo que me molesta tanto es que finjan ser muy devotos a la iglesia y mientan en especial sobre cosas que tengan que ver conmigo, me están arrastrando a mí, siento que al yo no desmentir eso yo también estoy mintiendo, me criaron de una manera muy severa, para temer a pecar
Alessandro No recuerdo ni cuándo fue la última vez que estuve dentro de una iglesia, posiblemente fue antes de dejar Italia, estoy hasta el fondo, escondido en uno de los cuartos, no quiero que nadie me vea, llamaré la atención (como siempre a cada lugar que voy) y esta vez no quiero que nadie me mire. Estuve alrededor de una hora mirando ese bonito cabello color caramelo claro caer en esa espaldita, hay un hombre a su lado, es grande y alto, casi igual que Stefan, no encaja en este lugar. La misa se termina y todo mundo sale, noto como camina al lado de ese hombre, si se va junto con él será un jodido problema, no podré acercarme a ella y en verdad necesito hacerlo, ¿Por qué? Ni yo sé, el sentimiento de derrota en mi pecho por su deprecio lo tengo bien clavado hasta el fondo y no se va a ir hasta que logre ponerla nerviosa, que se ruborice o me sonría. "Dios por favor, necesito acercarme a ella" Lo digo en mi mente con tanta desesperación que hasta yo mismo me sorprendo por lo n
Dania. Sus labios... sus labios estuvieron tan cerca de mí, su aliento fresco con aroma a menta me golpeó con fuerza aturdiéndome y por una pequeña fracción de segundo dejé de pensar, mi mente se detuvo, el enojo se esfumó no había nada más en lo que pensara que no fuera en él. Me estaba consumiendo, adueñándose de esa parte de mi mente y concentración, me recompuse de inmediato solo para levantar mi rodilla y lograr golpearlo en la entrepierna, mi rodilla golpeó algo blando que me causó una sensación extraña al notarlo. Yo no era como las mujeres con las que él estaba acostumbrado a tratar, me ofendía que pensara que sus coqueteos baratos servirían de algo, y lo único que logré fue despertar a la bestia, mis palabras fueron como una provocación para él, ahora me veía como un reto, me reprendo a mi misma, ¿Qué consecuencias tendrán mis anteriores palabras? — Tardaste más de lo esperado, estaba a punto de ir a buscarte... - la voz de mi padre me obliga a levantar la cabeza, entre e
Mi madre era una drogadicta que me tenía muy poca paciencia, mi padre se dedicaba a cosas malas y era un alcohólico ausente... él le conseguía las sustancias a mi madre, yo fui un accidente del destino que a pesar de que no estaba planeado se esforzaron dentro de lo que cabe a tratar de ser unos buenos padres para mí, pero la lucha contra las adicciones es larga y difícil y la menos interesada en abandonarlo del todo era mi madre. Las drogas son una adicción más difícil de abandonar a comparación del alcohol, mamá... lo intentaba, pero tenía muchas recaídas, tengo varios recuerdos de mi infancia donde mi madre estaba tirada en el suelo en medio de un ataque de risa sin sentido y a mi padre ahogado de borracho en un sillón. Lo que son ahora no es la sombra de lo que fueron, pero esa sombra está muy presente en su vida y no los ha abandonado del todo, en especial a mi madre y en el fondo puede que yo no los he perdonado completamente, cuando perdonas no hay reproches, no miras atrás y
Alessandro. Está mal, lo sé, pero no me importa... he conseguido los horarios de la iglesia y jamás había estado tan al pendiente de quien entra y quien sale de ese lugar como estos días. Hoy es sábado, tengo días que no he mirado por aquí a la pequeña fiera y comienzo a preocuparme en no verla por aquí, no quiero escalar a nivel 2 de acosador y buscar su casa.En el programa de la iglesia dice que va a ver confesiones dentro de pocos minutos y quién sabe quizás si la mire hoy por aquí, si no, nunca es perdida de tiempo el venir por estos rumbos, puedo meterme al club a entretenerme un rato, aunque eso no me parece tan alentador últimamente.Me pongo cómodo en el asiento del auto y recibo un mensaje de una chica que estoy considerando seriamente en aceptar sus llamados de lujuria, cuando un bonito cabello de un tono acaramelado inconfundible aparece en mi visión a lo lejos... tiene unos Jeans y una gran sudadera puesta, mis ojos se van a ese trasero que desearía apretar con ambas ma
Dania. Mi pecho sube y baja con agitación, no recuerdo si alguna vez llegué a correr de esa manera tan desesperada, no tengo idea de porque lo perseguí, pero fue una reacción que mi cuerpo adopto de repente, si lo hubiera alcanzado probablemente lo hubiera golpeado, abofeteado que sé yo... el sentimiento de molestia es tan grande, ¿Cómo pudo hacer algo así? Siento enojo al igual que cuando soy testigo de las mentiras de mi madre. Cuando lo vea de nuevo voy a... no sé, pero algo le voy a hacer y estoy segura de que volverá, uno no puede deshacerse de las cucarachas con tanta facilidad.— Hola, Dania, buen día, ¿vienes a las confesiones?- parpadeo varias veces y me paro firme, el padre esta al lado de mí, tiene una gran sonrisa en el rostro, de pronto me siento apenada de estar mirando fijamente en dirección a ese edificio del pecado. — Si, así es... - me aclaro la garganta y volteo a verlo. —Te miré persiguiendo a un muchacho.- los ojos castaños del padre se van en dirección al edi
Tengo un empleo, mi primer empleo, el lugar es de lo más acogedor, me emociona pensar que estaré rodeada del delicioso aroma a café humeante y pastelillos recién hechos. Es un local pequeño saliendo de la zona habitacional justo para ir a la parte más urbanizada de la ciudad, espero poder ir a conocer aquel lado, ahora que el mundo se ha expandido más allá de los muros del convento y el camino de ida y venida de la iglesia a casa, quiero conocerlo todo, ver todo...La mujer con la que me recomendó mi mamá es, agradable, pensé que sería algo diferente... como mi mamá; no quiero juzgar, pero el comportamiento de mamá no me parece el más adecuado, pero me dijo que cambiaría, por ella, por mí y papá, me hizo bien saber eso. Mi trabajo solo consiste en estar parada al otro lado de la barra, anotar los pedidos en una tableta y mandarlo a el área de cocina, me gustaría decir que me resultó fácil aprender, la mujer dijo que sería pan comido, pero no lo fue para mí y me siento un tanto avergo