El aire dentro de la caverna era pesado, saturado con el olor a sangre y magia antigua. La voz de Lukan aún resonaba en la mente de Sasha, cada palabra suya un golpe cruel en su alma. Sentía el peso de su historia como si fuera una piedra atada a su pecho.
— Y así fue como los padres de Miguel me quitaron todo — La voz de Lukan es amarga, pero sin emoción, como si estuviera contando algo lejano, algo que ya se había repetido tantas veces que había perdido su impacto. — Cuando desperté días después, lloré mientras enterraba a todos. El único que no enterré fue a mi progenitor — concluye, su voz cargada de resentimiento.
Sasha siente las lágrimas correr por sus ojos antes de poder contenerlas. Por más despreciable que Lukan fuera a sus ojos, nadie merecía cargar recuerdos tan oscuros, especialmente después de haberlos vivido siendo apenas un niño. Ningún cachorro debería haber pasado por eso.
Si hubieran sido salvados, nadie estaría en esta situación hoy. Si hubieran sobrevivido, esos c