Sasha se despierta lentamente, una oleada de calor recorre su cuerpo, envolviéndola en una sensación sofocante. Sus músculos se contraen con una anticipación casi dolorosa, mientras sus pechos suben y bajan con una respiración pesada e irregular, como si estuviera al borde de algo incontrolable.
Siente como si hubiera corrido una maratón. Su corazón late acelerado en su pecho, y un calor punzante invade sus entrañas. Cada célula de su cuerpo clama por liberación. La sensación en su vientre es intensa, como si estuviera a punto de explotar, y apenas logra contener los gemidos que escapan de sus labios.
Cuando finalmente abre los ojos, se encuentra sumida en la oscuridad, pero esta solo amplifica cada sensación. La humedad cálida entre sus piernas es inconfundible. Nada más que el sonido de su respiración entrecortada llena el ambiente, aunque su mente no alcanza a seguir el ritmo de su cuerpo.
Entonces, lo siente.
Una succión firme en su clítoris, los labios cálidos de Miguel trabajand