Capítulo 2:

Cuando Selene volvió a abrir los ojos, todo su entorno había cambiado completamente. La cazadora ya no se encontraba en el frio bosque desolado, sino que eran las paredes de piedra de un castillo las que le daban la bienvenida.

Al sentarse en la cama, sintiendo su cabeza dar vueltas aun por la secuela del veneno en su cuerpo, ella logro percatarse de un segundo cambio. Su ropa. El traje de cazadora, las armas, las protecciones, todo ello había sido reemplazado por un corse demasiado escotado que se unía a una pollera de seda roja que dejaba al descubierto los costados de sus piernas.

—¿Qué opinas de mi elección de vestuario? Sin dudas el rojo te sienta mucho mejor que el marrón—canturreo una voz masculina desde un rincón de la habitación.

La cazadora lanzo una mirada veloz y furtiva, encontrando a Dimitri sentado en un sillón, con su camisa desabotonada, exhibiendo su cuerpo perfecto, mientras una actitud relajada enmarcaba sus palabras descaradas.

—¡¿Tu me cambiaste?!—pregunto ella escandalizada, mientras retrocedía en la cama. Buscando poner la mayor distancia posible entre ella y el lobo.

La sonrisa en los labios carnosos de Dimitri creció de manera notoria, diciendo mas de lo que ella necesitaba.

>—Te matare, cerdo—siseo ella con repulsión en su dirección.

El movimiento del hombre fue veloz. Selene sabia que estaba ante el alfa mas poderoso de todos, pero no tuvo en cuenta lo que aquellas palabras implicaban.

Con elegancia y gran agilidad, Dimitri acorto la distancia que los separaba, dejando el sillón atrás para encontrar resguardo en la cama junto a la cazadora. Demostrando nuevamente el poder que corría en sus venas, el la aprisiono, en esta ocasión contra la cama.

El cuerpo de él, cálido, empujo el de Selene contra el mullido colchón, mientras sus rostros se encontraban en una mirada demasiado cercana como para ser ignorada la presencia del otro.

—¿Con que armas, conejita? —canturreo el con arrogancia, evidentemente divertido ante aquella absurda amenaza.

—Pienso hacerlo con mis propias manos—gruño ella enfadada—. Eres repulsivo.

—Tranquila, conejita, tu honor y virtud siguen intactas… de momento—ronroneo el, siendo conocedor de los requisitos que se necesitaban para ser cazadora—. No soy un monstruo, al menos no de la clase que toma mujeres mientras ellas no son dueñas de sus facultades...

Selene no dijo nada, simplemente exhibió sus dientes en lo que se asemejo a un gruñido animal. Durante algunos segundos, ella parecía más bestia que el alfa ante ella, lo cual arranco una sonrisa de satisfacción de los labios de Dimitri.

>—, aparte, no tengo planeado tomar a mi futura esposa mientras ella esta inconsciente.

La cazadora parpadeo, impactada por aquellas palabras, antes de reír agudamente.

—Si vas a matarme, evita jugar conmigo y decir estupideces, bestia—siseo ella con su lengua afilada.

Dimitri cambio el peso de su cuerpo, sin liberarla, mientras comenzaba a acariciar una mejilla de ella con demasiada delicadeza.

El lobo advirtió que los rasgos de la cazadora eran demasiado afilados ¿Hacia cuanto tiempo no se alimentaba bien? Un gruñido bajo escapo de sus labios, uno que Selene interpreto como imposición, pero en realidad era de rabia y frustración.

Por no haberla encontrado antes. Por no protegerla de todo el daño que su cuerpo había recibido.

—Tengo pensado hacer muchas cosas con tu cuerpo, conejita, pero asesinarte no esta en mis planes—comenzó a decir el, mientras seguía deslizando sus dedos en una gentil caricia por el rostro de ella, marcando el contorno de sus labios.

Sin embargo, cuando el cuerpo de Selene se tensó de pánico escuchando aquellas palabras, el se vio obligado a aclarar.

>—Cosas que no pienso hacer hasta que tu me supliques complacerte, conejita… hasta que seas tu misma quien se deslice en mi cama, ardiendo de lujuria por mí.

—Eso nunca va a ocurrir, bestia—arremetió ella, mientras su mente ideaba el modo de soltarse de su agarre. Pero era imposible, Dimitri la había sometido contra el colchón.

El alba se aproximo unos centímetros, acercando el rostro al de ella. Durante una fracción de segundos ella cerro los ojos de manera refleja, convencida de que el la besaría.

Pero Dimitri se detuvo a escasos centímetros de sus labios y le obsequio una sonrisa arrogante, perversa. Propia del alfa poderoso que era.

—Dices que nunca va a ocurrir, conejita, pero aquí estas, buscando un beso con apenas unos minutos de habernos conocido—el rio de forma baja, pero el sonido vibrante retumbo en cada hueso del cuerpo de Selene—. Te daré un año.

—¿Un año para qué? —respondió ella con el ceño fruncido, sintiendo como sus mejillas ardían ante la vergüenza de aquella verdad revelada.

—Un año para que te enamores perdidamente de mi y aceptes ser mi esposa… mi reina—dijo Dimitri sin vueltas, con sus ojos fijos en ella para que viera la verdad en sus palabras—. Si luego de un año, me sigues mirando con el odio que cargan tus ojos ahora, prometo que te dejare ir. Hasta entonces, vivirás en este castillo, conmigo y mi gente.

—¿Planeas dejar a una cazadora suelta en tu castillo? —pregunto ella mientras una sonrisa afilada crecía en sus labios—. Sabes que buscare asesinarte en cada oportunidad que se me presente.

—Lo sé, y cada vez que falles, yo buscare el modo de castigarte por ello, conejita—hablo Dimitri con lentitud—. Te encerrare conmigo en mi habitación y te mostrare que tan poderoso soy.

Todo el cuerpo de ella tembló, pero no fue por miedo, sino por una corriente electrizante e invisible que sacudió sus huesos por completo.

—Luego de un año, cuando me liberes, te asesinare—escupió ella entre dientes—. Te arrancare el corazón.

Los labios de Dimitri se curvaron hacia arriba, mientras se apartaba totalmente de ella, liberándola finalmente de su sometimiento.

—Ya me lo arrancaste—murmuro el en un tono tan bajo que Selene no logro oírlo ni entenderlo, antes de advertirle a ella directamente—. Luego de un año, tu podrás hacer lo que desees...

—¿Por qué tomarte tantas molestias conmigo? —pregunto ella lentamente.

—Quiero ver si en verdad vales la pena, conejita—hablo Dimitri, mientras exponía una mano en su dirección—. Quiero ver si en verdad vale la pena enfrentarme a todos por ti.

Selene se quedo callada, pensativa, sin comprender realmente a que se refería el lobo con esas palabras. Aun así, tomo su mano.

Resultaba extraña aquella energía que sentía entre ambos. Una conexión única y especial que jamás había tenido con otro ser en la tierra… pero aun no sabia si era deseo carnal hacia el o la orden silenciosa que le habían encomendado de asesinarlo.

>—Ahora tenemos cosas que hacer—continúo hablando el con delicadeza—. Te mostrare ante todos en la corte… deseo ver la expresión de uno de mis súbditos en especial cuando te vea.

—¿A quién quieres enfadas, bestia? —expuso ella sin diligencias, mientras se incorporaba, parándose junto a él.

Dimitri la observo, tomo el rostro de ella con delicadeza por las mejillas y elevo su mirada para encontrarse el uno con el otro.

—A mi hermano… hoy enfadaremos al usurpador—ronroneo el, y el corazón de Selene se detuvo en un latido.

Porque ella conocía al hermano de Dimitri. Lo conocía de manera personal e íntima.

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