La mirada de Yasuke se encuentra con el rostro temeroso de Luisa.

— No te preocupes. Es sutil, pero lo tengo— dice él, al mismo tiempo que se arroja al agua y nada desesperado para encontrarse con una pequeña entrada justo en la caída del agua que podría haberlo guiado hacia otra dirección.

El mismo Yasuke duda que se encuentre aún con la suficiente energía para que pueda sobrevivir.

Ese niño tenía el latido del corazón que había escuchado en cientos de guerreros.

El último latido.

Justo cuando daban el último suspiro de vida.

“No” piensa él decidido. “No puedo dejarla vivir con culpa. No puede estar en ese suplicio de culpa e impotencia. La misma responsabilidad que me atormenta a mí de forma permanente.”

En el instante en el que llega a un pequeño cúmulo de oxígeno encuentra al niño inconsciente recostado en unas cuantas rocas.

Sin embargo, el agua había comenzado a subir de tal manera que ya cubría su nariz y sus extremidades.

Yasuke corre desesperado sacándolo del agua y comenzan