Capítulo 117.
El tiempo parecía haberse congelado pero lo que estaba caliente… Demasiado caliente eran los cuerpos de ambos.
Los labios de Malcolm se acercaron posesivos a los de ella y comenzaron a rosar y succionar con tanta dedicación que Oleika sentía que no podía respirar, el se quedaba con cada gota de su oxígeno.
— Malcolm-…— Jadeó ella en medio de una inconciencia maravillosa, como si estuviera flotando y sus sentidos se hubieran despertado.
— No te vayas solecito— Le dijo en medio de los besos apasionados, no se lo pedía, se lo suplicaba.
Malcolm comenzó a tomar más confianza ante la apertura de ella y la tomo entre sus brazos para besarla más, con más confianza.
Oleika se dejó llevar.
Todos sus sentidos le pedían, le exigían que estuviera con él, lo extrañaba a pesar del sinnúmero de problemas, ella y su cuerpo lo extrañaban.
Sus pechos estaban más duros, tensos ante la excitación que la embargaba y sus pezones se habían saltado, exigiendo atención que tenían semanas sin recibir, incluso l