Mundo ficciónIniciar sesiónLa puerta de madera se abrió y Lía intentó no mirar hacia el umbral. Sentada en el suelo, veía unos zapatos de fina piel, limpios y pulidos, avanzando hacia ella.
Dorian se agachó hasta su nivel, en su mano tenía una toalla y una cesta con algunos implementos de aseo y cuidado corporal. Con delicadeza tomó su mano y la levantó hasta sus labios.
—¿Cómo estás hoy, querida? —le dio un suave beso en el dorso, después acarició su cabello —Voy a darte un baño y a curar tus heridas.
La vampiresa tragó intentando no temblar y retener las lágrimas, no quería llorar delante de él. Dorian la levantó, bajó la cremallera del vestido roto y se lo quitó. A medida que s







