Me sentía alegre. No podría decir la razón, pero lo que dijo la tía anoche mientras les enseñábamos a catar el vino volvió a mí, en ese momento el tío hablaba algo muy interesante con mamá y ella le mostraba algo de su celular y dijo:
—Hijo, me alegra que te estés tomando el tiempo como debe ser. En soledad, meterte con otra mujer no ayudaría en nada, hazlo cuando puedas volver a ver a Patricia a la cara y si no te mueve el piso puedes ofrecerle algo sincero a la que venga. Solo te pido qué hagas una cosa aparte de quitarte esa barba. Y es poner de tu parte, escucha los consejos que estos viejos te den, todo ser humano tiene una historia de vida que le marcó un antes y un después, muchos pueden tomar el camino de la perdición, otros el del perdón.
» No te quedes odiando a Patricia, por tu bien perdónala, si yo no hubiera perdonado al padre de Alejo. Estaría ahora vieja y arrugada, rencorosa y envidiosa. Nada de esos sentimientos debemos de tenerlo en el alma. Te pongo un ejemplo más