Milán.
Me mira sin saber que decir o cómo actuar.
— Tranquila, no pasa nada, estoy bien, bueno te dejo — estaba por irme pero me detiene tomándome del brazo, la miro a los ojos y me toca el rostro, cierro los ojos para luego sentir algo suave en mis labios, el olor a chocolate me atrapa y luego abro los ojos y veo mirarme con cierta ternura.
— ¿Te parece si pedimos algo para comer? Porque al parecer ya no tienes quien trabaje para ti — mira tras de mí y le sigo la mirada — Por lo que veo se nota un poco el polvo por ahí y por allá.
Asiento dándole la razón en eso, nos quedamos en silencio hasta que decido romperlo.
— Pediré comida a domicilio... ¿Quieres algo en especial? — me mira.
— Una pizza con pepperoni me parece bien — asiento y me voy por el pasillo, miro hacia atr