Emi bajó con el propósito de ir a la cocina, cuando se encontró allí en el comedor con el desayuno listo y servido, y con un Matthew saliendo de la cocina con una jarra de jugo y dos vasos en sus manos.
Los dos durmieron en habitaciones separadas por decisión de él mismo, quien buscaba de estar solo y resolver sus propios problemas por su cuenta como estaba acostumbrado a hacerlo. De cierta manera Emilia no iba a ayudar mucho, era un problema que no podía contarle.
—Buenos días. —Dijo él.
—Buenos días, Matthew. —Emilia se sentó y Matt le sirvió el desayuno.
—Lo de anoche… lamento como te traté. No tengo excusas ni tampoco me voy a justificar. Estuvo muy mal. —Se disculpó con Emi, pero ella demostró no estar interesada en su disculpa.
Incluso ignoró lo que Matthew dijo y siguió desayunando.
—Emi… si no quieres conversar conmigo está bien, tienes derecho de no hacerlo y también de molestarte conmigo, aun así, quiero que sepas lo mucho que me importas. —Matt le dio un beso en la cabeza p