Flor Pérez
Tan pronto como veo que sale de la habitación, siento un enorme hueco en el pecho. Odio esto, odio sentirme así, odio volver a ser como cuando era más joven, de verdad, odio lo que me está ocurriendo.
Había prometido olvidarme de Christian, es más, mi regreso aquí solo era por medio año y luego volvería a mi vida normal en California, pero ahora ni eso tengo, ya no tengo a dónde llegar, he vuelto con aquel a quien juré odiar.
- ¡Maldita sea! ¡Maldita sea! -digo mientras camino de a un lado a otro como fiera enjaulada.
Se supone que mi regreso nunca debió ser así, pero ahora me siento una reverenda idiota, incluso me he acostado con él y no lo voy a negar, he disfrutado de cada maldito momento, pero, esa maldita mujer, ella siempre estuvo en medio de Christian y yo, ella solo aparecía y todo mi mundo se desvanecía.
Debo reconocer que tuvimos algunos pocos momentos tranquilos, pero fueron muy pocos y esos pocos, se rompieron debido a la presencia de ella. Por eso estoy así, p