Flor Pérez
Estábamos a punto de ir a dormir, cuando alguien llamó a la puerta. El vigilante de la entrada le avisó a Matías y este se sorprendió de escuchar el nombre de quien estaba fuera de la casa.
El hombre estaba ahí y no planeaba irse en breve, por lo que, sin más que hacer, Matías tuvo que aceptar la visita y de paso ir a despertarme.
- ¡Tere, hermana, tenemos visitas…!
- ¿A esta hora? ¿Quién puede ser?
- ¿Estoy seguro de que no va a adivinar?
- No, pues la verdad es que no…
- Es el señor Walker…
- ¿Qué? ¿A esta hora? ¿Qué quiere?
- Creo que la respuesta ya la conoces. Vístete, vamos a ver qué quiere el señor…
- Sí, dame un momento.
Luego de que Matías se fuera, rápidamente me levanto y busco algo que ponerme. Sinceramente, no esperaba esta visita, llevó años sin saber de él, incluso, cuando me fui de su casa, llevaba al menos un año sin verle, había estado enfermo y no había podido venir a México.
Ahora estaba aquí, en la sala de esta casa, y no tenía que ser muy lista para sab