—Umm…
María no sabía quién la estaba abrazando ni a dónde la llevaba, solo seguía instintivamente retorciéndose hacia el frío bloque de hielo.
Nicolás nunca antes la había visto con esta encantadora y lastimera expresión. ¡Su corazón se volvía gelatinoso! No queriendo que el conductor viera su seducción, Nicolás bajó rápidamente el divisor entre los asientos delanteros y traseros, dividiendo la cabina en dos mundos separados.
Los ojos melancólicos de Nicolás se fijaron en María. Agarró su cálida mano y sonrió con gran satisfacción.
—No te preocupes, primero acompaña a tu esposo en una buena actuación.
María parpadeó, ¿actuar? ¿Qué tipo de actuación?
Nicolás acarició su rostro sonrosado y estaba a punto de inclinarse para besarla cuando su teléfono, que estaba al lado, sonó. Extendió la mano, puso el teléfono en su oído y preguntó fríamente: —¿Él ha salido de la empresa?
Al otro lado de la llamada, David estaba sentado en el automóvil, sosteniendo unos binoculares. Cuidadosamente obser