Capítulo 84. Nada llega sin avisar
Capítulo 84. Nada llega sin avisar.
El coche no se detiene hasta que el cielo comienza a clarear. No está amaneciendo todavía, pero ya no es de noche.
Lucien se desvía de la carretera principal sin avisar. Primero coge una carretera secundaria, luego otra aún más estrecha. Finalmente toma un camino de tierra, con árboles por todos lados. Aquí no hay señales, no hay nada. Esto es peor aún que lo anterior; es como si hubieran pasado años desde que alguien estuvo por aquí.
—¿Dónde estamos?
—A unos cuarenta minutos de la antigua frontera norte. Este lugar no figura en ningún mapa conocido.
El coche se detiene frente a lo que parece una montaña. Solo cuando Lucien baja y se acerca, lo veo: una puerta metálica casi cubierta por la tierra y la vegetación. Vieja y oxidada. Ahora veo con claridad que está camuflada a propósito.
Bajamos del coche. El aire es muy frío y Leo se remueve contra mi pecho, inquieto.
Lucien empuja la puerta y esta se abre con un chirrido. Dentro no hay luz natural.