73. Un recipiente, 2 habitantes..
Horas antes...
El aire en la sala del consejo era denso, cargado con el humo de las velas, el olor a cera derretida y la tensión que se podía cortar con una daga. Evdenor, sentado al frente de la larga mesa de roble tallado, sintió el peso de la corona como si fuera de plomo. Se cubrió el rostro con las manos, los dedos presionando contra sus párpados, intentando aplacar el dolor de cabeza que martillaba en sus sienes. A su alrededor, los gritos de los señores de la mesa resonaban como discordias en una jaula de piedra.
—¡Es que lo que propone es inaudito! —rugió Lord Barwick, un hombre de rostro enrojecido y bigote gris, golpeando la mesa con el puño. El sonido seco del impacto hizo vibrar las copas de plata—. ¡Traer al asesino de su padre y mantenerlo en sus cámaras, en vez de en las mazmorras donde corresponde! ¡Es estúpido y peligroso!
—¿Osas pasar sobre las órdenes directas de tu rey, Barwick? —intervino uno de los caballeros más jóvenes de la mesa, con una sonrisa fría y diverti