Capítulo 4

¡Algo de tacto primero Sanem! 

La reunión había dado comienzo, Love miraba de vez en cuando a Ragnar y cuando este la miraba se volteaba y miraba a otro lado y así lo mismo con Ragnar, cuando Love lo miraba se volteaba a otro lado. 

Su tensión crecía más y más, Sanem y Dante los miraban y se sentían muy incómodos con esa tensión que decidieron terminar la reunión y escapar de ahí, Por alguna razón sentían que ese par se mataría y era mejor escapar antes del baño de sangre, pero era todo lo contrario. 

Cuando quedaron solos, Love río divertida, pasando su mano por su cabello y suspiró. Era tan cómico que el sexy padre soltero con el que había estado viéndose, era su mismísimo jefe. 

— Ragnar – dijo Love mirándolo – Eres mi jefe – le sonrió.

— Y tú eres la sicaria que yo usó en mis misiones – se relamió los labios, si antes le parecía sexy ahora le parece irresistible. – Este es tu gran trabajo del cual no me podías hablar ¿eh? 

— Así es – se mordió los labios, estaba nerviosa y se sentía acalorada. – Ahora entiendes porque no debía hablarlo, mi jefe es algo especial – los dos se sonrieron – Ya sabes ahora todo lo que ocultaba – lo miró – Está soy yo.

Ragnar se acercó a ella, pasando el mechón de cabello rebelde detrás de su oreja. A pesar de los golpes que había ocultado bajo el maquillaje, se seguía mirando hermosa. 

— Y ayer fue DUMA quien te dejó así – dijo con la voz ronca. 

El ambiente estaba cargado, la tensión era demasiada y los dos estaban acalorados. Sus miradas no se habían separado en ningún momento.  

— Si – suspiró. – Mentí sobre un par de cosas que ellos ya sabían, al final tuve que decirlo todo – la mano de Ragnar se puso sobre la silla de Love, atrapándola entre ella y su cuerpo. 

— Cuéntame – se acomodó en su silla. – ¿Qué pasó ayer?

— He advertido claramente que mis hijos y tus hijos son mi familia, los tocan y el infierno se desata – dijo, con el semblante serio, detonando peligro en sus ojos, que incluso Ragnar pudo sentirlo. – Por lo que ellos dijeron que si te quisieran dañar hace mucho que lo hubieran hecho con tus hijos, pero que ellos no cruzan ese límite. 

— Hijos de puta – susurró. 

Love tomó su mano sobre la mesa de cristal, atrayendo su atención, quería calmarlo por un momento y lo obtuvo. 

— Mañana debo ir a medio día con ellos, quieren ver que tan buena soy – prosiguió cuando tuvo su atención. – Así que ya veremos qué pasa.

Ragnar jamás se preocupaba por el peligro de las misiones, siempre ha dejado en claro el peligro al que se enfrentan sus agentes, pero con Love, la preocupación y las ganas de querer cuidarla y protegerla salieron a flote, algo que no pasaba desde su difunta esposa, Julia. 

— Love te pueden matar…

— Tranquilo tengo todo en regla por si eso pasa, a mis hijos no les faltara nada – interrumpió sabiendo que es lo que le diría. 

— No dejaré que eso pase – la miró y endureció su voz. – No vas a morir, no bajo mi mando y para desgracia tuya estoy a cargo de esta misión.

— Lo sé – suspiró – Rag, es mi trabajo – se cruzó de brazos poniéndose a la defensiva. – Y lo sé hacer bien, sino hace mucho que me hubieran matado – tenso la mandíbula. – No tengo que recordarte que he sido una de tus mejores agentes y desde hace un año que soy la mejor sicaria de la CIA. Sé lo que hago. 

— Aun así, los gemelos no pueden quedarse sin su madre – se cruzó de brazos. – Ya perdieron a su padre, no deben perder a su madre.

— Lo mismo te puedo decir yo, tus hijos te necesitan y cada día arriesgas tu vida – lo miró - ¿Sabes cuantas personas quieren tu cabeza? – soltó una amarga risa, ya qué decirlo le dolía el estómago. — Miles de personas, ellos se quedarían sin familia, al menos yo he mantenido mi identidad resguardada hasta ahora. 

Ragnar pasó una mano por su cabello con canas, era una bomba de información que recibió, sin decir que la mujer que le agradaba y le gustaba, era la chica que enviaba a asesinar en sus operativos. 

— No quiero pelear – susurró Ragnar – No contigo, Love. 

— Está bien podemos hablarlo en la cena – dijo Love con una sonrisa. Y el ambiente se calmó, estaban más tranquilos. – ¿Llegaron bien a la escuela? – preguntó. 

— Si, llegaron bien – la miró. – ¿Quieres ir a almorzar algo? Ya que no desayunamos nada.

— Si vamos – los dos salieron de la oficina.

Sanem y Dante los miraron irse juntos y al parecer muy cómodos con una sonrisa cada uno. Los conocían bien, al menos Sanem conoce bien a Ragnar y Dante a Love, eso no era simple compañerismo, había algo más. 

— ¿Los gemelos están con la niñera? – preguntó Ragnar. 

— Niñero – corrigió Love. – Y sí, están con él – rascó su nuca y subió a su auto – Déjame pasar a casa, cambiarme y darme una ducha rápida, no tuve tiempo de nada está mañana, después de mi larga carrera en la CIA, conocería al jefe arrogante que me enviaba a misiones, siempre creí que eras un amargado.

— No lo soy – arrugó el entrecejo, mirándola. 

— Lo eres – sonrió divertida. 

Ragnar condujo a casa de Love, cuando entró en la casa, vio al niñero que estaba jugando con los gemelos. Era guapo el desgraciado, y sin duda se dio cuenta de cómo miraba a Love.

— No tardaré – dijo Love tras darle un beso a sus hijos. 

— Te espero.

El niñero miró raro que el Superintendente de la policía de Nueva York, estaba en casa de Love, pero en cuanto vio que los gemelos se acercaban a él con confianza, supo que lo conocían de tiempo. 

Se dio una rápida ducha, se cambió de ropa y se tomó un par de analgésicos para su dolor que sentía aun. Se maquilló para ocultar los golpes, tenía el cabello suelto, unos shorts blancos y una camisa negra. Al bajar a la sala, vio a Ragnar jugando con sus hijos y sus juguetes, se le formó una gran sonrisa, le gustaba esa imagen y se quedó un rato ahí mirándolo, atesorando la escena en su corazón. 

— Es lindo – susurró Greg llegando a su lado.

— No sé de qué hablas – dijo Love.

— Por favor, se te nota en la cara qué te gusta Lovecita – sonrió divertido. 

— Cállate – sonrió divertida. Su teléfono comenzó a sonar y lo vio antes de irse al balcón. 

Era un número desconocido, por lo que creyó que era la mafia o algún trabajo más.

— ¿Diga? – respondió.

¿Love? 

¿Dani? – reconoció la voz de la hija de Ragnar. – ¿Cómo sabes mi número? 

Tengo memoria fotográfica o como se diga eso. Necesito tu ayuda.

Sonrió al escucharla. Su tono de voz directo y al grano, le demostraba ser una Karlsen sin duda. 

— Me llamaste a mí y no a tu padre lo que significa que es grave, bien dime ¿Qué pasa? 

— Pude reunir un equipo de chicas para jugar basquetbol.

— Genial, pero creo que eso no te alegra mucho – dijo al escucharla enojada en lugar de feliz. 

El entrenador dijo que deberíamos encontrar a alguien porque él no estaba dispuesto a entrenar a mujeres en un juego de hombres.

— Que hijo de perra – suspiró. – Perdona la palabra pero es lo que es – carraspeo – ¿Quieres que las entrene yo? 

Había demostrado toda su carrera que no por ser mujer era un vaso de cristal, ha matado y golpeado a más de un machista por eso mismo y no dejará que Danielle viva eso.

— Si, por favor, nos ayudaría y además el entrenador dijo que si lográbamos encontrar a alguien no enfrentaría con los niños. 

— No se diga mas ¿a que hora sales hoy de clases?

— A la 1:00.

Reúne a tu equipo a las 4:00, yo iré a la escuela a tu hora de salida y vamos a enfrentar a ese entrenador de m****a. ¿Hecho?

Hecho. 

Love se despidió y guardó su teléfono, Ragnar ahora estaba sentado en el sofá mirando la televisión con los gemelos, mientras el niñero preparaba algo de almorzar para los gemelos.

— Hey, estoy lista – le sonrió.

— Perfecto – dijo sin mirarla – ¿Qué caricatura es esa? – señaló la televisión.

— Bob Esponja – lo miró - ¿Jamás habías visto Bob Esponja? 

— No tengo tiempo de ver ni las noticias y los niños ven cualquier cosa en la televisión  – se levantó – Nos vemos niños – les dio un beso a los gemelos y llegó con Love, la miró de pies a cabeza. – ¿Está todo bien? Escuche que hablabas con alguien. 

Love beso a sus gemelos y salieron de su penthouse. 

— Oh sí, es una misión muy importante – dijo con seriedad.

— ¿Era Sanem? – frunció el ceño. No sabía nada de eso.

— No era tu hija – sonrió divertida. – Quiere que entrene el equipo femenino de básquetbol de las chicas y resulta que su entrenador es un machista de primero, así que con o sin tu permiso iré a la escuela de tu hija. 

Ragnar sonrió, no entiende porque le gusta aún más ahora que sabe quien es ella. 

— ¿Tú como entrenadora? – soltó una risa – Medias largas y todo eso.

— Si, todo el pack completo – lo miró - ¿Te estás burlando? 

— No, para nada – relamió sus labios y le sonrió – Vamos a comer algo que muero de hambre. 

Ragnar condujo hasta una de sus cafeterías favoritas, suele ir ahí con sus hijos para comer algo, entraron y ordenaron algo para comer. 

— Por cierto – dijo Love – Tenemos reservación el sábado a las 8:00, ponte elegante que tenemos una cena tú y yo. 

En otra situación no le hubiera gustado que una mujer le dijera eso, pero sabiendo quien es y de lo que es capaz, se le hizo sexy que fuera dominante. 

— Vaya, creí que cenaríamos en un lugar menos extravagante – sonrió Ragnar. 

— Hey, ahora que sé que eres mi jefe te quiero impresionar – le guiño un ojo – Oye no le dije a Dani que vendrías. 

— No iré – la miró – Ya que tú irás por ella, vas a ir por ella y por Matt y los recojo en tu casa.

Love abrió la boca y Ragnar soltó una risa.

— Supongo que me lo gane – sonrió divertida. – ¿Estás molesto? 

— Claro que no, solo estoy aún procesando que eres una sicaria de la CIA– suspiró. – Que eres dominante y no me lo tomes a mal, eso es una de las cosas que me encantan de ti.

Love se sonrojo un poco. 

— Antes era agente activo, era Aradia – lo miró – Pero cuando mi familia murió – Ragnar frunció el ceño, solo había dicho que su esposa murió pero ahora dijo familia. – Le dije a Sanem que no quería seguir en eso, por lo que me paso como sicaria, pocos trabajos, buena paga y tengo tiempo libre para disfrutar a mis hijos. 

— Si me imagino – dijo Ragnar – Aun así Love, ahora que sabemos la verdad del otro, no dudes en confiar en mí, preciosa.

— Lo agradezco y te pido lo mismo – le sonrió. – Ahora podemos hablar de porque el jefe de la CIA  era tan codiciado en hacer acto de presencia. Llevo años en la CIA y la que consideraba mi jefa era Sanem y Dante en ocasiones. 

— Si – soltó una risita – Mi tiempo se consumía muy rápido, mis hijos, el trabajo como asuntos internos y aún ir a trabajar de interno, cuando Julia enfermó deje a Sanem a cargo, mi esposa muere y me tengo que hacer cargo de tres niños yo solo. Aún sigue siendo difícil, pero ya tengo un poco más de tiempo, es por eso que tomé el caso DUMA.

— Y henos aquí – lo miró – Admitiré que me gusta, trabajar contigo, estar con tus hijos, esto me agrada.

— Igual a mí y eso que a mí nadie me agrada – los dos se sonrieron. 

Love se mordió el labio y bajó la mirada lentamente a los labios de Karlsen, él relamió sus labios. Era demasiada su tensión entre ellos. El mesero llegó y les trajo sus órdenes, rompiendo ese momento entre ellos. 

Al terminar Love se fue a la escuela de los niños de Ragnar y él se fue a la central de la CIA. 

Love fue a la dirección a hablar con el director de la escuela y decirle que quiere entrenar al equipo de las chicas, resulta que se conocen bastante bien y él accedió con gusto.

— Hola Love – sonrió la pelirroja.

— Hola cariño – le sonrió y le quitó su mochila para cargarla ella - ¿Vamos?

— Si, está en su oficina – las dos caminaron por la escuela - ¿Le dijiste a papá?

— Sí tu papá estaba conmigo cuando me llamaste y se burló de la idea – Dani la miró – Si, él dijo que es una idea tonta, así que vamos a demostrarles lo contrario. 

— Vamos a partirles el culo a esos cabrones. 

Love reprimió una risa, esas palabras eran dignas de una mini Karlsen. 

Cuando estaban llegando al gimnasio de la escuela, escuchó cómo el balón estaba botando, supuso que estaría practicando con alguien. Love entró abriendo ambas puertas y atrayendo la atención de todos, Dani estaba a su lado, se cruzó de brazos y sonrió mirando a su entrenador. 

— ¿Disculpe? Esta es una práctica privada – dijo el entrenador. 

— Supongo que usted es el idiota que entrena a los niños – dijo Love - ¿Verdad?

— ¿Quién es usted? – la miró. 

— Soy quien va a entrenar a las niñas para patear su trasero – le sonrió.

— A si que conseguiste entrenador ¿eh Dani? – la miró – Niña tonta no ganarán jamás.

— No le hables así – lo empujo – Vuelvele hablar así y te quedarás sin putos dientes.

Nadie sabe quien es Love, una asesina a sangre fría que no se deja intimidar ni por su propio jefe. 

— Ese comportamiento no lo necesitan ellas.

— Y tampoco necesitan un comportamiento machista – Love le dio su mochila a Dani y se acercó al entrenador – He hablado ya con el director, resulta que su esposa y yo somos compañeros de taller de padres, le guste o no voy a entrenar a esas niñas para que vean que una mujer puede estar al nivel de un hombre de m****a como usted – le sonrió y se dio la vuelta – Dani vamonos.

— Love cuidado – la llamó y justo en ese momento se dio vuelta y detuvo el balón que el entrenador le había lanzado. Dani, los niños y el entrenador se quedaron con la boca abierta, se están metiendo con alguien que esquiva balas y golpes. 

— Parece que quiere que le patee el trasero frente a sus niños – sonrió Love y comenzó a botar el balón. 

Love había sido una gran jugadora de basquetbol, fue la mejor en su universidad, tenía potencial e incluso arrasó con muchos en la academia. Pero nadie se comparaba a su esposo, cuando ellos jugaban era una verdadera competencia de la cual nadie salía vivo. 

Los niños se fueron a las gradas, al igual que Dani quien estaba fascinada mirando como jugaba Love. 

El entrenador no podía verse humillado ante una mujer, pero debía admitir que ya estaba haciendo el ridículo en la cancha. 

— Ya decía yo porque se escuchaba como si estuvieran jugando – dijo el director y Love paró – Me impresionas.

— Hago lo de siempre señor – dijo el entrenador.

— De hecho me refería a Love – sonrió el director – Eres muy buena – y no solo se refería al juego. 

— Gracias Andrew – le sonrió y le lanzó el balón al entrenador – Fui la mejor en mi clase, pude estar en ligas mayores, pero me apasionaban otras cosas y el basquetbol es solo diversión para mí.

— Me gusta – le sonrío – Bueno señor Fisher supongo que ya conoció a la entrenadora de las chicas, Love Salvatore, al fin podremos tener poder femenino en clase.

— Claro que sí Andrew – dijo Love, dándole un guiño. – Sere el incono feminista de tu escuela.

— Perfecto – los dos se sonrieron. 

— Bueno me tengo que ir – se acercó a Dani, tomó su mochila y salieron del gimnasio.

— Eso fue increíble – dijo Dani – Su cara fue épica, me gustaría tenerla en un cuadro y recordarla por siempre. 

— Si, la verdad yo también – los dos rieron – Ahora vamos por tu hermano y nos vamos a mi casa. 

[…]

— Así que se conocen por sus hijos – dijo Sanem – Me sorprende de tu parte, porque Love ama a los niños, había dicho que a sus 35 años se iba a retirar para poder tener otro hijo, claro lo dijo antes de saber que estaba embarazada.

— Si, los niños lo adoran – dijo Ragnar.

— Y tú también – lo miró – Veo ese brillo en tu mirada – le sonrió – Oye no juzgo, pero me gusta que estés feliz. 

Ragnar solo sonrió y asintió con la cabeza. Enseguida recibió una foto de su hija, era Love con shorts, calcetas largas y una playera de tirantes, se veía jodidamente sexy. “Love la entrenador” puso su hija junto con la foto. 

— Sanem  ¿Qué tan peligroso es DUMA?

— Ragnar no debes preocuparte – lo miró – Love ha sido la mejor y hace mucho lo hubieran matado de no ser bueno.

— Eso lo sé, pero vino con una paliza en la noche, de que serán capaces. 

— Love puede con ellos y si los dos trabajan hombro a hombro, te encargaras de que no la maten si ese es tu problema – le sonrió – Me tengo que ir – suspiro – Nos vemos. 

Raganr estaba preocupado por ella, no quería perder lo que le hacía feliz. 

[…]

— Y entonces Love humilló al entrenador – relata Dani – Fue espectacular.

— Se la pasaron muy bien entonces – dijo Ragnar mientras le daba un sorbo a su vino.

— Muy bien – dijo Dani.

— Yo he logrado más niveles en pacman – dijo Matt.

— Jamas vas a superar mi record – sonrió Love. 

— ¿Y si lo hago? 

— Si lo logras te llevaré a Disneylandia – los ojos del niño brillaron – Pero ojo que yo logre ese récord en un año. 

— Lo haré en menos. 

— Pues ya lo veremos Matt.

Ragnar frunció el ceño pero los miraba divertido, le gustaba como sus hijos se llevaban con Love. Sabe la falta que les hace tener una madre. 

— Love ¿podemos venir mañana a jugar? – dijo Dani.

— Mañana tengo trabajo princesa y el sábado tengo cosas que hacer con su padre, pero si convencen a su padre de que el domingo hagamos un picnic los dejare jugar mañana con supervisión de mi niñera. 

— Papu – los niños lo miraron.

— Manipuladora – susurró Ragnar y el morena le guiño un ojo. 

Love se despidió de los niños y se acercó a Ragnar. Estaban cerca, podía notarlo a la perfección, le gusta, siente demasiadas cosas por él, pero… 

— Mañana tienes que estar con ellos ¿verdad? – preguntó Ragnar recargado en la pared.

— Si – suspiro – No sé cuanto tiempo me lleve, pero te estaré reportando que pasa – le sonrió – Tranquilo, se hacer esto – se acercó un poco más y acarició ligeramente su mejilla. 

— Sé que puedes hacer esto – Ragnar acercó a Love poniendo sus manos en su cintura y dándole suaves caricias – Pero es normal que me preocupe. 

— Lo sé – trago saliva, estaban bastante cerca, Love tenía sus manos en sus mejillas y Raganr en su cintura – Pero estaré bien – relamió sus labios. 

La tensión era mucha y ambos decidieron acabar con eso, rompiendo la distancia y juntando sus labios en un beso. Ragnar recorría sus manos por su espalda y Love enredaba sus dedos en su cabello. En un ágil movimiento Ragnar puso a Love contra la pared y siguieron besándose. Ragnar mordió el labio de Love provocándole un gemido, tuvieron que dejar de besarse para recuperar el aliento, juntaron sus frentes y se quedaron un momento así. 

— Solo asegúrate de volver a mí con vida – susurro Ragnar y salió de su casa. 

Love se quedó sonrojada, con los labios hinchados, jadeando y con una estúpida sonrisa. Ragnar subió al auto con sus hijos, él también tenía una gran sonrisa. 

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