— No puedo perder a otra familia – comenzó a decir Love cuando llegaron a casa. – No puedo Román.
— Mamá, ¿qué ocurre? – dijo Jensen.
— Trae un vaso de agua para tu madre – dijo Román.
Jensen fue rápido a la cocina, mientras que Nantan miraba preocupado a su madre, Román llevó a Love al sofá, tomó su rostro y la obligó a que lo mirara.
— Respira conmigo – dijo Román. – Inhala – los dos inhalaron. – Bien, ahora exhala – los dos lo hicieron. Imitaron ese gesto al menos tres veces más hasta que Love se controló.
— Aquí está el vaso – dijo Jensen.
— Gracias hijo – Román tomó el vaso y se lo dio a Love para que bebiera.
— ¿Qué pasa Román? – dijo Natan.
Román miró a los gemelos, ya no eran los bebés que podían ocultarle las cosas, eran niños que estaban por entrar a la adolescencia muy pronto. Love bebió el agua y se relajo. Jensen se sentó a lado de su mamá y acaricio su espalda, Love miró a su hijo, era el más parecido a su padre, le sonrió y le dio el vaso a Román.
— ¿Ya estás más tran